Nos invita Rigoletto, con ilusión y fuerzas, a que retomemos aquella costumbre de bloguear poesía los miércoles.
En su momento los llamamos Cuaversos, mezclando estos Cuadernos de Bitácora con los versos. Ahora, más sencillamente, los convertimos en Miércoles poéticos.
Gracias, Rigoletto, por recordarnos esta iniciativa.
Estoy leyendo sobre Matuso Bashö, al que se considera como el mayor poeta de haiku de la historia, educado como samurai y para el que, sin haber pasado hambre, frío y penalidades, no se puede escribir poesía de verdad.
Dejo estos versos, surgidos en su lecho de muerte:
Habiendo enfermado en el camino,
mis sueños
merodean por páramos yermos.
Y una pequeña historia sobre la capacidad y la fuerza creativa de la poesía, sobre sus virtudes generadoras de vida:
“Cierto día, Bashö y Kikaku iban paseando por el campo y se quedaron mirando las libélulas que revoloteaban por el aire. En ese momento, el discípulo compuso este haiku:
¡Libélulas rojas!
Quítales las alas
y serán vainas de pimienta”
El Maestro respondió: “No. De ese modo has matado a las libélulas. Di más bien:
¡Vainas de pimienta!
Añádeles alas
y serán libélulas.”
Jesús Lens.