Dicen que los visitantes que suben hasta la Alhambra, en su mayor parte, se vuelven por donde han venido y no pisan ni pasan por el resto de la ciudad de Granada (dando por supuesto que el monumento nazarí forme parte de la ciudad). Que no duermen en nuestros hoteles, no comen en nuestros restaurantes ni tapean en nuestros bares.
Como ya está bien de tanto denunciar y de no aportar soluciones, se me ocurren una serie de ideas y medidas con las que podríamos tratar de retener a los viajeros, turistas y visitantes en nuestra ciudad.
La primera es clásica, solo que a la inversa.
La segunda, si convertimos esas bolas en decorativas Granadas, bien pintadas y acondicionadas; puede resultar de lo más vistosa, sobre todo, en la Procesión del Silencio, en Semana Santa.
Y nos queda esta otra. Una pasada. Un modelo de transporte con el que conseguiríamos que los viajeros suban a la Alhambra, la vean bien y en condiciones… sin riesgo de fuga posterior.
¿Qué os parece?
Para que no se diga que no aportamos ideas a esta nuestra Granada.
😉
Jesús ideoso Lens
Y ahora, a ver si estábamos tan ingeniosos los 28 de noviembre de 2008, 2009, 2010 y 2011