Sostiene Norberto Bobbio en su clásico “Derecha e izquierda” que quiénes defienden la superación de esta histórica disyuntiva son de derechas, aunque les avergüence reconocerlo. Sostiene que sí, que todavía hay diferencias y que los defensores de la teoría del fin de las ideologías, en realidad, son bastante conservadores.
En un país como España, en que el Partido Popular se define como centrista y el PSOE no hace sino guiñar a los sectores más moderados de su electorado, ¿qué queda de la eterna dialéctica entre la izquierda y la derecha?
Ahora que empieza agosto y, con él, las vacaciones de buena parte de nuestros mandatarios y de sus departamentos de prensa, es una inmejorable ocasión para, venciendo la tentación de la molicie intelectual agosteña, reflexionar serenamente sobre una cuestión que dista mucho de estar superada y que nos debería marcar el rumbo a seguir como electores y ciudadanos.
¿Qué debería caracterizar a las políticas de izquierda en un país teóricamente moderno y desarrollado, integrado en la Europa del siglo XXI? En una sociedad como la española, cómodamente instalada en el estado del bienestar, ¿qué políticas de izquierda se pueden hacer? De hecho, Zapatero, en el discurso de clausura del 37º Congreso del PSOE, dijo: “creo que existe una economía de derechas y una economía de izquierdas”, aunque no explicó en que consisten, una y otra.
En realidad, de los Congresos de los dos grandes partidos, lo que ha trascendido a la opinión pública ha sido el nombre de los integrantes de las ejecutivas y la valoración sobre qué personas han salido ganando o perdiendo. Ahora bien, de programas o ideología… más bien poco, tirando a nada.
Las políticas más progresistas del gobierno socialista de Zapatero han apostado por la igualdad de género y el matrimonio homosexual en la primera legislatura y, ahora, apuntan a la eutanasia y la ley del aborto, además de haber abierto un periodo de reflexión sobre las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica.
¿Es suficiente? ¿Son esos los elementos y frentes en que deben centrarse las izquierdas de aquí y ahora? ¿Qué ocurre con asuntos internos tan candentes como el de la inmigración, la crisis de una economía basada en la especulación y el ladrillo, la educación, la exclusión social o una precariedad laboral cada vez más acentuada? Y, a nivel internacional, ¿qué pasa con el ejército y las misiones de paz? ¿Y con la lucha contra la pobreza, el hambre y las enfermedades en el mundo?
Muchas preguntas, como se puede ver. Muchos problemas distintos que, además, pueden conllevar hipotéticas soluciones contradictorias entre sí. Por supuesto, no es fácil dar respuestas. Pero, si les parece, podemos dedicar estas semanas de agosto en que el ritmo se relaja a leer, estudiar, charlar y reflexionar sobre todo ello de forma que, en la rentrée de septiembre, podamos hacer una puesta en común de los frutos de dicho trabajo.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.