El pasado martes se presentó la obra “Juan Latino. Talento y Destino”, de la profesora Aurelia Martín Casares. Se trata de la biografía más actualizada y mejor documentada de uno de esos granadinos ilustres silenciado por el peso de la historia, como señaló Antonio Jara durante la presentación. Y a ello dedico mi columna de hoy en IDEAL.
Yo descubrí a Juan Latino, años ha, gracias al libro que le dedicó José Vicente Pascual, publicado por la editorial Comares. Me pareció un hallazgo sorprendente y extraordinario. Recuerdo que, por entonces, estaba dando mis primeros pasos por África, literal y literariamente hablando. Y encontrar la biografía de un esclavo negro e ilustrado que, tras alcanzar la libertad, llegó a ser profesor universitario en la Universidad de Granada; fue algo prodigioso. Sobre todo porque Juan Latino vivió en el siglo XVI, entre los años 1518 y 1596.
Insistía Antonio Jara, en la presentación de “Juan Latino. Talento y Destino”, en un abarrotado Centro de Exposiciones de CAJAGRANADA en Puerta Real que el Renacimiento granadino está extraordinariamente documentado desde el punto de vista histórico y del patrimonio monumental, pero que falta sacar a la luz el factor humano y dar a conocer las biografías de personalidades que deberían ser referentes en nuestra tierra.
Aurelia Martín coincidió con esta apreciación, destacando que ya está acreditado documentalmente que Juan Latino llegó a ser Catedrático de Artes en la Universidad de Granada y que el rey Felipe II encargó un retrato del esclavo liberto que formó parte de la galería de sabios y hombres ilustres del reino de España.
No es de extrañar que un personaje como éste despierte admiración en las diferentes universidades anglosajonas en las que la profesora Aurelia Martín es invitada como conferenciante. Y es que hablamos de un afroespañol que, en el siglo XVI, escribía ficción en un perfecto latín, como acreditan diversas fuentes. Un adelantado a su época, citado por Lope de Vega y por Cervantes, en sus obras y en su correspondencia, sin ir más lejos.
Enhorabuena a Aurelia Marín por dar visibilidad a la figura de Juan Latino. Y muy buena idea que, además de la obra citada, se haya editado un precioso cuento ilustrado, para que la historia de este singular personaje sea conocida por los más pequeños de la casa. Una ocasión inmejorable para que los padres enseñen a sus hijos que, con talento, esfuerzo y dedicación, todos podemos ser dueños de nuestro propio destino.
Jesús Lens