Busquen su foto en la web del periódico o recuperen el IDEAL de ayer. Busquen la imagen de Kamal y lean su historia. Una historia que ha contado Mercedes Navarrete con concisión y claridad y, a la vez, con empatía y emoción.
No. Kamal no es un nuevo refuerzo para el Granada C.F. ni un empresario de un país árabe que viene buscando oportunidades de negocio e inversión. Que ojalá vengan muchos Kamales como éstos, pero al Kamal al que me refiero hoy es un chaval de 20 años, albino, que ha arribado a nuestras costas en una patera. Y de él hablo en IDEAL, hoy.
Kamal tiene veinte años nada más. Y ha llegado a Motril procedente de, nada menos, las islas Comores, un diminuto país tan ignoto que podría echar a perder las posibilidades de ganar el Rosco del Pasapalabra al concursante más avezado. Las Comores son una islitas cercanas a Madagascar y Mozambique. Si miran ustedes el Google Maps o, en clave analógica, un Atlas de toda la vida, podrán visualizar e imaginar la magnitud de la proeza, la brutalidad de viaje que, con 20 años, ha hecho Kamal.
Lo he dicho muchas veces: la gran aventura del siglo XXI no es la que protagonizan los Callejas o las estrellas mediáticas del Discovery Channel. Que sus programas son apasionantes (o no), pero que los protagonistas de la homérica Odisea de estas décadas son esos cientos de miles de personas que, sin apenas nada, cruzan miles de kilómetros en busca de una vida mejor.
Este fin de semana han sido cerca de cien los inmigrantes rescatados por Salvamento Marítimo -un cuerpo modélico al que tengo que dedicarle otra columna- y atendidos por Cruz Roja. Cada uno de ellos tiene nombre y apellido. Y una historia que contar. Pero hoy, tenemos que hablar de Kamal. Porque, como bien señala Mercedes, ser albino en África es un infierno. Para muchas personas, ignorantes y supersticiosas, los albinos son demonios. Otros, les persiguen para mutilarlos y utilizarlos en oscuros rituales de brujería.
Lo peor del horror, es ser albino en África. Y por eso la llegada de Kamal a Granada tiene una importancia simbólica, además de humana, sin parangón. ¡Bienvenido seas, Kamal! Hoy, en tu honor, escucharemos a Salif Keita, genio de la música, Príncipe de los Griots del Malí, albino y un ejemplo y modelo para millones de personas.
Jesús Lens