No sé si este mail, recibido hace unas horas, sirve de explicación al enigma del paquete (enlazar desde AQUÍ) o termina de embrollarlo. No sé si tirar a la basura el artefacto, el billete y demás o si poner toda esta historia en conocimiento de las autoridades.
O si coger el avión, la verdad…
Estimado Sr. Lens. Jesús Lens:
Mi nombre no importa. Usted no me conoce. Al menos directamente. Pero tenemos amigos comunes. Al menos, conocidos. Porque usted ya ha estado en el Malí. Dos veces.
Le iba a decir que imagino que estará usted sorprendido por el envío que recibió en su casa hace dos días. Sin embargo, y dada su inveterada costumbre a contar cibernéticamente todo lo que le ocurre (o, al menos, buena parte), ya nos consta fehacientemente que está usted alucinando. En colores.
Efectivamente, como le dijeron sus amiguitos del Facebook, el artefacto es una pistola. De dos disparos. Y, efectivamente, no va acompañado de bala alguna. Para conseguir las balas tendrá usted que usar el billete para Bamako que se adjuntaba a la pistola. Por cierto, que menudo lector de novela negra está usted hecho, que no distingue una pistola de una boca de riego. En fin…
Cuando llegue a la capital del Malí, se pondrá en contacto con un viejo conocido suyo, guía de ese País Dogón por el que ya ha estado usted andando en dos ocasiones. Esta vez, en lugar de ir a ver al Hogón o a conocer los ritos funerarios de los dogones, usted va a ir a matar a una persona.
No. No va usted a matar a cualquier persona. A cualquier hombre. Va usted a matar a un hombre singular. A un tipo muy especial.
Va usted a matar a Miguel Barceló.
Porque, como usted bien sabe, Barceló tiene uno de sus talleres de trabajo en una aldea dogón.
No. No odiamos a Barceló ni le deseamos ningún mal. De hecho, cuando he escrito “matar”, no he sido del todo riguroso.
¿Por qué no había balas en el envío que le hicimos? Porque las balas que va a usar usted contra Barceló son igualmente especiales. Para decirlo de forma sencilla, son una especie de dardo aletargante, como los que se usa contra los animales africanos, para estudiarlos y clasificarlos. Sólo que el componente químico de estos dardos tiene unas características muy definidas, concretas y revolucionarias: provocan una muerte temporal. Una catalepsia momentánea que será certificada como muerte definitiva por cualquier médico que examine el cuerpo.
Un cuerpo que volverá a la vida, pasado un lapso de tiempo que oscila entre las 24 y las 48 horas.
Este tipo de sustancias, por supuesto, sólo se pueden adquirir y usar en África, donde las farmacéuticas campan a sus anchas y diseñan y prueban toxinas que, en los países del Primer Mundo estarían radicalmente prohibidas. Pero usted ya ha leído “El jardinero fiel”. O, al menos, ha visto la película.
Señor Lens, tendrá usted que ser muy preciso a la hora de “matar” a Barceló. Porque el día 14 de septiembre, Sotheby´s celebra una subasta en la que buena parte de sus piezas más importantes son cuadros y cerámicas del catalán. Ni que decir tiene que, por razones que a usted no interesan, necesitamos que dichas piezas sean rematadas por el precio más alto posible.
Y nada como una muerte a tiempo para que la obra de un autor se revalorice. ¿O no?
Y, después, la resurrección. El milagro. ¿El escándalo? Quizá. Pero Hemingway murió y resucitó dos veces, antes de descerrajarse un tiro en la boca y dejar la pared de su casa de Ketchum (Ohio) toda salpicada de sesos y sangre.
¿Qué por qué usted?
Porque conoce África. Porque a nadie extrañará que pasee usted por el Malí. Porque se maneja bien por allí. Porque ya es hora de que ponga en práctica todo lo que ha leído en esas novelas negras que tanto le gusta y que, por una vez, salga de las tertulias de Semana Negra y haga algo realmente negro y criminal.
Porque nadie tiene que resultar herido y todos vamos a salir ganando. Porque hará usted un nuevo viaje a África. Gratis. Con lo que le gusta. África, quiero decir.
Porque le recompensaremos con 12.000 euros. Que no es mucho, claro. Pero, la verdad sea dicha, si dispusiéramos de más dinero para invertir en esta quimera, contrataríamos a un JB. Y no a un JL inexperto que no sabemos por dónde va a salir. Y JB no es un whisky. Es Jason Bourne. O James Bond. Usted me entiende.
Señor Lens, la oferta está hecha. Pensamos que es una oferta que, usted, no puede rechazar.
¿Qué contesta?
Eso digo yo. ¿Qué contesto?
Comentarios
14 respuestas a «LA ¿RESOLUCIÓN? DEL PAQUETENIGMA»
[…] II.- Y más alucino con la ¿resolución? del enigma, que podéis leer AQUI. Comparte este […]
[…] si habéis seguido la historia, ya sabéis que desembocó en ESTO otro. Lo que marca el fin de esta curiosa historia… ¡o no! Comparte este […]
Qué pregunta más tonta. ¿Cómo que qué contestas? Que sí, claro, sólo por el billete ya vale la pena. La posibilidad de dejar fuera de combate a MB es un plus.
¿Aunque sólo sea temporalmente?
Bueno, tienes la opción de elegir las balas. Tú mismo, chaval.
Cristina, cuando te lea Laura… ¡miedo me da!
facil, recomiendales a Aznar que esta cachas…
¿Subcontratar el encargo? Oye, es una idea, siempre que me dejen supervisarlo desde el terreno…
Pero ¿te quieres dejar de marear la perdiz? Ya te han dado la idea, déjale la pistolita a Aznar, que con lo patas que es con un poco de suerte se pega el tiro en un güevo. Y tú danos el resultado de lo de la R, que o mi navegador no refresca bien, o te has olvidado de nosotros…
Cristina, si es que contra ti no se puede
si te sobra alguna de esas balas me la pasas …que pienso yo en unos cuantos que dormirles unos diillas nos vendría de perlas para poder disfrutar de las vacaciones
y estoy con cristina dinos la solución de la «R»
doy otra idea ¿resurgir?
Cabe la posibilidad de colocar a Barceló, cataléptico, bajo la cúpula que instaló en 2008 en el Palacio de las Naciones de Ginebra -si es que queda algo de ella -. Seguro que cuando despierte, del mismo repelús vuelve a palmar súbito, aunque esta vez para siempre. Y todos salimos ganando igualmente, incluso el artista, liberado de este mundo cruel donde nadie comprende su arte excepto los dogones. Y esto último es un decir. No sé si te has enterado de que el otro día lo echaron al pilón por esculpir un monumento a Dyongo -el «Adán» de la religión dogón como sabes -, con bostas de vaca y denominarlo: «En el fondo somos lo que somos y esta escultura es lo que parece».
En fin…
Ni «pati» ni «difusa». Es justo lo que me esperaba