Artículo que publico hoy en IDEAL, aprovechando que comienza el curso. Para la reflexión.
“Nuevo recorte salarial a 6.500 docentes”. Así titula IDEAL una noticia que fácilmente podría pasar inadvertida, camuflada en la maraña de informaciones sobre bajadas de sueldo y precarización sistemática y generalizada del espectro laboral de este país, lamentablemente asumida por todos, como si de una maldición bíblica se tratara.
“Perderán una media de cien euros mensuales tras dejar de cobrar un plus consolidado del Plan de Calidad al aplicar una sentencia”. Al leer este subtitular, una palabra me asalta los ojos: “calidad”. A otros, quizá, la que más les llame la atención sea “plus”, uno de esos conceptos malditos en el actual contexto de austericidio en que vivimos, pero yo sigo cegado por la calidad. Y es que, luego, cuando se publican los resultados del Informe PISA, nos echamos las manos a la cabeza por el bajo rendimiento de nuestros estudiantes, en comparación con los países de nuestro entorno… y de fuera de él.
El Plan de Calidad, con una duración de cuatro años, era un instrumento llamado a combatir la lucha contra el fracaso escolar y al que los profesores se podían adscribir voluntariamente. El 50% del importe destinado al mismo se cobraba como fijo y el otro 50% era variable, dependiendo de si se alcanzaban los objetivos. Según señala Diego Molina, de Comisiones Obreras, “este plan estaba sirviendo para dar una atención más individualizada y de calidad a los alumnos que presentaban mayores problemas en el rendimiento escolar”.
Pues tiene buena pinta el invento, ¿no? Parece una excelente idea: mientras los alumnos con más problemas reciben una atención especializada para tratar de evitar su descuelgue del resto de los compañeros de curso, éstos siguen avanzando en su formación de acuerdo con los planes trazados, de una manera normalizada. Y todo ello, con medición de los resultados alcanzados por los profesores adscritos al Plan.
Así las cosas, surge la duda: ¿por qué un tribunal ha dictado sentencia contra el referido Plan de Calidad y a instancias de quién? Es entonces cuando se queda uno verdaderamente pasmado, ojiplático y estupefacto: fue el sindicato CGT el que exigió a la Junta la derogación inmediata del Plan de Calidad, solicitando que las partidas destinadas a tratar de combatir el fracaso escolar de los alumnos con más dificultades se destinaran a la contratación de los docentes interinos despedidos y a reponer la paga extra adicional al profesorado.
¡La bomba! O aquí hay algo que no es como nos cuentan o estamos alcanzando cotas de surrealismo que ni el Dalí más onírico y desmelenado hubiera sido capaz de imaginar. En el futuro inmediato, afrontamos un doble desafío: aspirar a la excelencia mientras luchamos contra las desigualdades. El de Calidad de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía parecía ser un buen Plan. Han acabado con él. Lo han hundido. La pregunta es: ¿y ahora, qué?
Jesús Lens
Twitter: @Jesus_Lens