Leyendo la información de Mercedes Navarrete sobre el recién nacido lobby para la Costa Tropical, me acordaba de una conversación con un alto representante de los empresarios andaluces, quién decía no entender la denominación de Costa Tropical. Y ponía como ejemplo a Cádiz, que nunca tuvo empacho en tirar de una marca internacionalmente reconocida como Costa del Sol.
También me acordaba de la gente que pone el grito en el cielo cada vez que Sierra Nevada o la Alhambra se anuncian en Málaga, Córdoba o Sevilla, buscando potenciales clientes fuera de nuestras fronteras, como si el hecho de que no aparezca el nombre de Granada adosado a nuestros monumentos históricos o naturales fuera una herejía.
Lo planteaba Álvaro García, portavoz de la Asociación de campings y responsable del Don Cactus, uno de los más conocidos y activos del entorno: ¿hay que replantearse la marca Costa Tropical e integrarnos en la Costa del Sol?
Para nosotros, la Costa Tropical está claro lo que es. Sin embargo, según mostraba Álvaro en unos vídeos con encuestas a pie de calle, en Madrid, los encuestados la situaban en Costa Rica. Es como cuando éramos chaveas, salíamos de Granada, entrábamos en una cafetería y pedíamos un Pulevín de chocolate con una Maritoñi y los camareros no nos entendían… y nosotros no entendíamos que ellos no nos entendieran.
Es posible que, fuera de nuestras fronteras, sean más conocidas Salobreña y Almuñécar que la propia Costa Tropical y es un buen momento para cuestionarse ese nombre. Más que nada porque, de acuerdo con el diagnóstico realizado por el lobby costero granadino, hay que replantearse y preguntarse prácticamente todo, desde por qué no tenemos espigones y la falta de arena en nuestras playas se convierte en la serpiente de todos los pre-veranos a la complejidad de sacar adelante cualquier proyecto empresarial entre Nerja y Adra.
Convertir en noticia y viralizar la aparición de cada medusa o no tener ni un restaurante con Estrella Michelín. Poner una mejillonera frente a las playas de Almuñécar o darle largas al puerto deportivo.
Razones a favor y en contra, habrá. Pero un plan estratégico con visión de futuro, el proyecto global para la Costa granadina que reclama Ángel Gijón, presidente de la Cámara de Comercio, resulta imprescindible.
Sobre el bochorno de Rules, la piscina más grande jamás construida, insistimos otro día.
Jesús Lens