Sí. Me impresionó. Si habéis seguido este Blog durante mi viaje al Perú y a la vuelta, sabréis que la exposición de fotografía sobre el conflicto entre Sendero Luminoso y las fuerzas paramilitares me dejó tocado. (Ver AQUÍ) Hasta ESTE comentado relato, escribimos.
Por eso me fui a una librería de Larcomar y me compré sobre la marcha “La cuarta espada”, subtitulado “La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso”, un libro apasionante, un ensayo perfectamente documentado que se lee como el thriller más adictivo que imaginarse pueda.
Lo primero que me llamó la atención es que el autor del libro se convierte en personaje del mismo. Porque la historia de Sendero Luminoso le toca muy de cerca, especialmente, desde la contradicción de ser hijo de una familia muy de izquierdas, en cuya casa había mucho tipo barbado al que no le temblaba la voz a la hora de pronunciar términos como “revolución”, por ejemplo.
Tras varios años en el exilio, cuenta Santiago Roncagliolo que volvió a Lima justo cuando los senderistas iniciaron una masacre de perros, a los que ahorcaban por la noche de tal manera que las calles amanecían decoradas con el siniestro espectáculo de decenas de cadáveres de perros colgados de farolas o señales de tráfico, con la leyenda “Deng Xiao Ping hijo de perra”.
Y es que el reformismo iniciado en uno de los “paraísos” comunistas por excelencia no contaba con el beneplácito del “Pensamiento Gonzalo”, como pasó a denominarse la doctrina oficial de los comunistas revolucionarios del Perú.
Impresiona leer cómo los mejores ideales y las mejores y más puras personas acaban protagonizando brutales actos de violencia, rayanos en el genocidio, en pos de la consecución de un mundo nuevo. Porque el núcleo duro de Sendero estaba compuesto por maestros y profesores que, en zonas como Ayacucho, no soportaban presenciar las condiciones de vida de los campesinos sin intentar hacer algo por cambiarlas. Y mejorarlas. Aunque, después, Sendero terminara convertido en látigo y pesadilla de esas personas a las que quería salvar, ganándose el odio de comunidades completas de las cordilleras andinas.
Equidistantemente, Roncagliolo pasa revista a los desmanes cometidos por las fuerzas gubernamentales y por las milicias paramilitares que, en una campaña de terrorismo de estado sin precedentes, terminaron de sangrar al Perú, sumiéndolo en una Guerra Civil larvada cuyos efectos aún son visibles y perdurables.
Un libro en que se penetra en la mente del terrorista, intentando desentrañar el cómo y el porqué de un comportamiento aberrante. Y, como decíamos, contado a través de una narración trepidante en que la detención, los interrogatorios y el juicio de Guzmán están contados como en la más adictiva novela negra y criminal.
Así, no es de extrañar que nada más terminar la lectura de “La cuarta espada” (primero fueron las de Marx, Lenin y Mao) haya encargado “Abril rojo”, la novela que Santiago presentó hace unos años en Semana Negra de Gijón, con la que ganó el Premio Alfaguara y que le lanzó a la fama. Una novela en que se cuenta cómo es el Ayacucho post-Sendero Luminoso. Ya ardo por leerla.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.