¿Para qué preferir el conocimiento, que es un camino largo y complejo, al utilitarismo de la posesión inmediata?
Una pregunta que se hace Rafael Argullol y que, pienso, es inevitable que nos la hagamos todos, alguna vez en la vida. Él habla, en concreto, sobre la educación. Pero ¿no es un planteamiento abierto a todos los órdenes de la vida?
Personalmente, soy un convencido de las bondades de los caminos largos y complejos, aún con sus dificultades, penalidades y sinsabores. En los caminos tortuosos, detrás de cada curva hay una esperanza, una nueva visión y una panorámica distinta. En los caminos complicados, cada dificultad vencida supone un logro digno de celebración. Y vosotros, ¿que pensáis?
Jesús Lens, abisal, a lunes.