No deja de ser curioso que, mientras en el Ayuntamiento de Granada bajan las aguas revueltas, FITUR haya sido este año una balsa de aceite, con todas las instituciones trabajando en buena sintonía, en una misma dirección y demostrando su utilidad práctica.
Al menos, esa es la imagen que nos llega desde Madrid, con los políticos desplazados a IFEMA y los representantes de los hosteleros y los comerciantes haciendo piña, con las manos entrelazadas, como un auténtico equipo.
Tras años de agria discordia en los que la Junta de Andalucía iba por un sitio, la Diputación de Granada por otro y el Ayuntamiento tiraba por la vereda de en medio; 2016 ha comenzado con una imagen de seriedad y compromiso institucional que deben hacernos sentir optimistas de cara al futuro.
Porque lo de FITUR es una prueba de que cuando quieren, pueden.
Tras años y años con las instituciones tirándose los folletos a la cara y los políticos dándose codazos por salir en la foto, arrancamos 2016 con una Granada perfectamente integrada en Andalucía, sacando músculo con los datos turísticos del pasado ejercicio.
26 millones de turistas disfrutaron de las bondades y los atractivos de Andalucía en 2015 -un 7,9% más que el año anterior- lo que permitió 47,9 millones de pernoctaciones en nuestros establecimientos hoteleros. Y para este año esperamos a otros 27 millones de visitantes, nada menos. Cifras imponentes que demuestran que el turismo es la gran fuente de recursos económicos de nuestra tierra. Auténtico motor de desarrollo, que dirán los técnicos. La locomotora que tira del PIB regional, que dirán los amigos de los clichés.
Y para Granada también ha sido otro año récord, tanto en visitantes como en pernoctaciones. Por eso, aprovechando esta inédita y útil concordia institucional, es necesario trazar un Plan Turístico que aspire a la excelencia y que permita canalizar las inversiones necesarias para conseguir que la provincia de Granada siga ampliando su oferta, más allá de la Alhambra, el sol, la nieve y la arena.
El turismo más exigente requiere, hoy en día, de experiencias diferentes a las habituales. Y Granada tiene que aprovechar su historia, sus infraestructuras, sus equipamientos, su oferta cultural y su amplia diversidad paisajística para ofrecer nuevos atractivos a viajeros y turistas.
Porque a la gente le encanta Granada. Y quiere venir. Y los que ya han venido, quieren volver. Lo único que esperan es que les hagamos una de esas ofertas que no se pueden rechazar.
Jesús Lens