Jesús Lens

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Las elecciones empiezan a ser un incordio

El sábado publiqué este artículo en IDEAL. Sarcástico y ácido, pero serio. Muy serio. A ver qué os parece.

Empecemos fijándonos en Italia, el ejemplo más cercano (en el tiempo), con unas elecciones a la vista: un presidente tecnócrata no elegido en las urnas anuncia su dimisión mientras que el candidato democráticamente elegido proclama su intención de presentarse. Resultado: las Bolsas se hunden, la Prima se dispara y tiembla el Misterio en toda Europa.

Dirán, algunos, que lo de Berlusconi no es serio. Y yo estaré de acuerdo con ellos. Pero las urnas son soberanas y los italianos le eligieron presidente. Es, salvando las distancias –no solo geográficas –lo mismo que en Valencia, donde el partido más salpicado por la corrupción arrasó en las urnas.

¿Se equivocan los italianos? ¿Se equivocan los valencianos? ¿Se equivocan las urnas?

Pero es que, además, las elecciones son incómodas. Y condicionantes. ¿Se acuerdan ustedes del mandato y del discurso de Rajoy, antes y después de las elecciones andaluzas? Había una práctica unanimidad en los analistas al exigirle que empezara a aplicar sus recetas, con independencia de la cita electoral. Pero él, nada. Aguantando. Total, para terminar dándose un morrazo y aplicando la amputación como terapia preventiva.

 

Todo lo que lleva el apellido “electoral” empieza a estar mal visto y a ser más sospechoso que la ropa made in China. Los programas electorales se diseñan para incumplirlos sistemáticamente y damos por supuesto que las promesas electorales son como los votos matrimoniales: se contraen para romperlos poco después. Pero lo peor son los intereses. Los intereses electoralistas.

 

Por ahí se dice que el llamado Austericidio Angelino, también conocido como Estrangulamiento Merkeliano, tiene su raíz en las elecciones alemanas de final de 2013. ¿Sería imaginable, de verdad, que toda esta ruina, paro, miseria, crisis y destrucción social, económica y empresarial; respondiera a los intereses electoralistas de la Canciller alemana?

Si así fuera… casi, casi, casi que estaríamos obligados a concluir que las elecciones son perjudiciales para la salud y que, por el bien común, en beneficio de todos, habría que prescindir de ellas.

La solución, pues, sería emular lo de Monti en Italia y consensuar un gobierno de tecnócratas para toda Europa que, desde el Banco Central, rigieran nuestros destinos, que tuvieran satisfecha a la Prima, que maniataran a los Tipos y que contuvieran a la inflación.

¡Un mundo feliz!

 

Estéticamente mucho más bonita, moderna y contemporánea que aquel militarismo fascistoide trasnochado; la Tecnocracia de los Hombres de Negro es la respuesta que propone cada vez más gente a las fallas y a las grietas que nuestra vetusta Democracia empieza a presentar.

¡Si será chunga la democracia, que los propios partidos abominan de las Primarias a la hora de elegir a sus candidatos y hacen lo posible y, a veces hasta lo imposible, por evitarlas!

Desafección. Así se llama al hecho de que cada vez vaya menos gente a votar en las citas electorales; a la realidad de que la casta política sea cada vez menos y peor valorada por la ciudadanía; al miedo a que los grupos antisistema se ganen el apoyo popular. Desafección. ¡Ojito!

Jesús Lens


Comentarios

5 respuestas a «Las elecciones empiezan a ser un incordio»

  1. Lo escuché una tarde, «conduciendo mi coche» por estas pedanías en el programa «Julia en la onda» lo de que Merkel es la que tienes los hilos de todo el «marionetismo» europeo y las cosas van bien cuando ella quiere que vayan bien y, de igual manera, mal cuando le convenga. Era en referencia a las ayudas a España y otros temillas. Por lo visto no quería mojarse en el tema no sea que influyera en la visión de sus ciudadanos y no la votaran. Pero que también decían que en España pasa tres cuartas de lo mismo con Rajoy; que se esperaría a subir o modificar nuevos impuestos, ayudas, pagas, hasta justo después de las elecciones vascas, catalanas. Etc…

    Es un topicazo echarle la culpa a los políticos… pero es que menuda panda de Scrooge(s) están hechos.

  2. Son los mismos políticos los que nos han llevado a pensar que las elecciones son un gasto extraordinario que lo único que garantiza es un puesto a unos señores durante 4 años, que luego es para toda la vida colocándose por diferentes organismos y empresas semipúblicas.
    Está claro que el programa electoral es eso, un programa para que decidas la papeleta que vas a meter por la rendija de la caja, pero conforme va cayendo dentro deja de ser vinculante para la otra parte contratante (como dirían los hermanos Marx).
    Quiero pensar que si hubiesen salido los socialistas no se hubiesen atrevido a tocar la sanidad y la educación. Porque un gobierno que niega la salud, la oportunidad de estudiar y lograr en la vida lo que desees según tu esfuerzo y capacidad y no según el dinero que tengas, me parece un gobierno fascista.

  3. Un artículo pleno de lucidez. Ahora bien, esa desafección de la que hablas está preñada de indulgencia hacia nosotros mismos, y es que, antes que a la clase política, empecemos por mirarnos a nosotros, y a la responsabilidad que asumimos en las elecciones con nuestro voto, porque esa clase política tan lamentable, es nuestro reflejo, tanto si se les vota como sino, porque la solución no puede ser esa desafección, tan difícil de distinguir del cretinismo, sino la opinión formada y crítica hecha valer cada cuatro años.-

  4. Muy cierto Jorge. Cuando hablamos de «los políticos» parece que sean unos extraterrestres que nos han invadido y no son sino el reflejo de lo que somos. Cuanto mayor es el fracaso de los políticos, mayor es el nuestro.

    Por cierto que este artículo debe haber jodido. Hoy, un político que antes me saludaba con efusividad y siempre tenía un par de minutos para charlar conmigo, apenas me ha esbozado una sonrisa de compromiso y se ha dado la vuelta.

    O lo mismo tenía prisa.

    Pero bueno. Quizá también tenga que ver con que nos hemos acostumbrado a tragar, tragar y seguir tragando, sin exigir, pedir ni razonar.

    ¿Pensáis que el fin de la crisis será también el fin de una forma de hacer política que genera desafección?

  5. […] artículo de hoy enlaza con este otro, sobre la desafección con los políticos y las engorrosas […]

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