¿Están ustedes al cabo de la calle de la supuesta rebelión de un sector del PSOE andaluz, que quiere liberarse de la disciplina de Ferraz para ir a su aire, como el PSC?
No tengo ni idea de qué hay de cierto, interesado, fingido o globo sonda en ello, pero me ha resultado muy interesante la respuesta que llega desde la Presidencia de Gobierno de Sánchez: no tiene importancia, es una maniobra de personas con mucho tiempo libre.
¡Qué mala fama tiene el tiempo libre, con lo importante que es! En el colegio, tiempo libre era sinónimo de tiempo perdido y en los viajes organizados se equipara a hacer compras, ir al baño o tomar un refresco, un descanso entre las visitas más importantes.
Para mí, sin embargo, el tiempo libre es un artículo de lujo, el que más trabajo -y, paradójicamente, el que más tiempo- me cuesta ganar. De hecho, el tiempo libre debería marcar el auténtico status de las personas: la lista de las personas más ricas no debería basarse en los miles de millones que atesoran en sus cuentas corrientes o en la solidez de sus fondos de inversión, sino en torno al porcentaje de tiempo auténticamente libre del que disponen cada día.
El tiempo libre, como lujo buen asiático, resulta imprescindible para las personas y las organizaciones que quieran ser innovadoras, rompedoras, creativas y vanguardistas. La falta de tiempo hace que prime lo urgente frente a lo importante y nos condena a ser aburridos y rutinarios, cansinos y repetitivos.
Cuando no hay tiempo que perder, se sale de los atolladeros, se cumple el guion previsto y se sigue adelante, contra viento y marea en muchos casos. Sin embargo, para cambiar las cosas, para establecer nuevas estrategias, para diseñar un nuevo futuro… hay que perder mucho tiempo.
Hay que mirar por la ventana y ver qué hay fuera. Hay que levantar el culo de la silla y salir a la calle. Irse. Caminar y patear. Oler y escuchar. Hay que leer, reflexionar, pensar y analizar. Hay que juntarse con la gente, verse más. Hay que hablar, discutir y debatir. Hay que orearse y respirar.
Ojito. Si tienen tiempo libre, los rebeldes del PSOE andaluz podrían dar muchas sorpresas.
Jesús Lens