Liternatura y autoaflicción

Pregunta seria. ¿Es usted de los que dicen aprovechar las vacaciones para leer lo que no tienen tiempo durante el resto del año o de quienes leen de verdad? Desconfío del lector veraniego. Obviamente, con más tiempo libre, los lectores leemos más y mejor. Pero, insisto, qué poca confianza tengo en ese que, de septiembre a junio, el único libro que pide es el de reclamaciones. 

Así las cosas, y dado que es viernes, ¿hablamos de leer? Les confieso que estoy que muerdo por volver a juntarme con la gente de nuestro club de lectura en la Librería Picasso. Porque, como ya les he dicho otras veces, comentar los últimos libros leídos prolonga y amplifica el placer. También me servirá para volver al vivo y al directo, que desde el regreso al Zaidín sólo me dejo ver en bares y cafeterías. Que no está mal, pero no es suficiente.

Este verano, además de al policíaco, me he entregado a un género, la ‘nature writing’ o ‘liternatura’, que me fascina desde tiempos inmemoriales, los de AGNADEN, el FAPAS y los gallipatos en las lagunas de Padul. De cuando leía Quercus y Natura, además de Gigantes del Básket, y Félix Rodríguez de la Fuente era mi ídolo y referente. Un género al que me he rendido incondicionalmente desde la pandemia. Creo que es algo generalizado. Hemos reconectado con la naturaleza y le prestamos más atención a todo lo relacionado con árboles, bosques, mares, ríos y rocas. Y, en el entorno urbano, empezamos a valorar en su justa medida el papel que los jardines, los parques y las fuentes desempeñan en nuestras vidas.

Es de esa pulsión que nace ‘Biotopías. La naturaleza cuenta’, un nuevo festival que ponemos en marcha mi compañero y amigo Gustavo Gómez y un servidor con la complicidad y el patrocinio de Fundación Unicaja, cuyo compromiso con la cultura en Granada es cada vez mayor. Pero ya tendremos ocasión de hablar de todo ello. 

¿Y usted? ¿Qué ha leído? Otra confesión: cada vez puedo menos con un género al que jocosamente he bautizado como ‘Autoaflicción’. Sería la modalidad doliente, quejumbrosa y sufriente de la autoficción y, por lo general, me resulta un tostón de lo más… insufrible. 

Jesús Lens