Me gusta lo de Granada Conectada, tanto el nombre elegido para la cita como lo que promete. Un foro de reflexión sobre los desafíos de futuro de Granada desde una doble perspectiva: la de los empresarios de aquí y la de luminarias venidas de fuera.
Lo he escrito otras veces y todo el que tiene la desdicha de cruzarse conmigo estas semanas se lleva la misma filípica: estamos en un momento histórico en el que nos jugamos nuestro futuro y el de la próxima generación. Lo sé, lo sé. Suena a discurso manido y bienintencionado de político en campaña, pero estoy firmemente convencido de que es así.
Más allá de su cuantía económica y de los proyectos que se aborden con ellos, los fondos Next Generation deben ser el aldabonazo definitivo, el acicate que nos haga mirar hacia delante con una mentalidad constructiva y ambiciosa. El impulso del que tanto hablan los gurús del buen rollo económico.
Los empresarios y Caixabank plantean foros de debate y reflexión sobre disciplinas muy distintas: ciencia y tecnología, economía, turismo, cultura, gastronomía, salud o comunicación. Todos esos campos son relevantes para Granada y se han hecho notables avances en los últimos años, pero también queda mucho camino por recorrer.
Que el mítico Ferran Adrià venga a Loja para dialogar con el consejero delegado del grupo Abades, Julián Martín, y con una pionera de la restauración granadina como es Lola Marín; es buena muestra de la dimensión y el empaque de Granada Conectada.
No me cabe duda de que estas conversaciones van a tener chicha, contenido y sustancia. A ver quién es el guapo que, frente a una bestia parda como Adrià, el gran revolucionario de la cocina contemporánea y el mejor cocinero del mundo, suelta algo que huela a “como Graná, ná”.
Ahora mismo estamos escribiendo lo que los libros de historia (y la Wikipedia) dirán de nosotros dentro de unos años. No permitamos que se acabe resumiendo en un triste y paupérrimo “oportunidad perdida”.
Jesús Lens