El caso es que, aunque sólo fuera por cercanía y conocimiento, en el affaire Fortes-Luis García Montero, me alinearía con éste, por supuesto.
Pero es que, además, parece que Fortes no ha negado, en ningún momento, el haberse convertido en la mosca cojonera de Luis, dándole matraca siempre que ha podido: en clase, en las reuniones de departamento de la facultad, en charlas informales, etcétera. Y, hablo con conocimiento de causa: me resulta de lo más fácil y sencillo entender lo que supone llegar a estar envenenado por la vileza de las envidias y miserias de la vida universitaria granadina.
Ya hemos leído, además, que a Andrés Neuman, otro reputado y reconocido literato, le ha tocado lo suyo. Y es que seguimos viviendo en una ciudad en la que, a quien saca mínimamente la cabeza, se le corta. O, al menos, se le intenta cortar. Y, de no ser posible, se le apedrea. O, como mínimo, se le llena de barro.
¿Será la mala follá? No. Más bien en cainismo propio de una Granada que disfruta devorando a sus hijos.
Hoy, al abrir el periódico y leer los titulares sobre la marcha de Luis García Montero, me ha invadido un hondo pesar. No porque su “exilio” me afecte personalmente ya que, a fin de cuentas, este verano nos volveremos a tomar una copa en la terraza del Don Manuel, sino por el empobrecimiento que supone para la Universidad y sus alumnos.
Sí. Luis García Montero es un buen profesor. Así me lo decía Gracia, que lo tuvo hace unos años en Filología. Así lo ha reconocido el propio Neuman. Uno de los mejores. Ahora, una excedencia privará a la Facultad de Letras del privilegio de contar como docente con un poeta que, más allá de las estrechas fronteras provinciales y provincianas, ha ganado todos los premios de poesía que se pueden ganar.
La burocracia más gris y anodina vuelve a derrotar, una vez más, al calor del genio y el talento.
No sé si Fortes será o no buen profesor. No tengo ni idea de si será un demente, un perturbado o un alucinado. Pero, créanme, el hecho de que haya provocado la marcha de Luis García Montero de la Universidad de Granada hace que, personalmente, le haya cogido manía y animadversión. Y, como ciudadano de Granada, hoy me siento un poco más pobre y más miserable que ayer. Una pena, tener que dedicar el final de este miércoles de Cuaversos poéticos a este tema.
Aunque tampoco sé de qué me extraño. A fin de cuentas, Granada siempre pierde. ¿O no?
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Encuesta de urgencia en la Margen Derecha y, a través de este enlace, Manifiesto de Apoyo a Luis. O mandando un mail a apoyoaluisgarciamontero@gmail.com con el nombre y el DNI.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.
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