Lo leía y no lo creía. ¡Estaban dolidos, dos semanas antes de la Maratón de Sevilla, porque había que bajar de ritmo, relajarse, olvidar las desmesuradas tiradas de 30 o más kilómetros y aparcar las series más exigentes! ¡Estaban incómodos porque había que aflojar el pistón y correr, a ritmos cómodos y sencillos, puñados razonables de kilómetros!
Y se venían a la cabeza los tebeos de Asterix. ¿Se acuerdan? «¡Están locos estos romanos!»
Como cabras, oigan.
Hasta que esta tarde, primer día sin una nube en el cielo desde hace meses, me calcé las Beast y me eché al camino. Me tocaban 13 tranquilos kilómetros. Pero el sol, la luz, la tranquilidad de ir sin chubasquero, sin viento, lluvia o granizo; sin tener que sortear charcos o ir concentrados en no perder el equilibrio entre el barro… todo ello animaba a alargar la zancada, a apretar el paso. En pocas palabras: a disfrutar corriendo.
Y me di cuenta: ¡Me estaba sabiendo a poco!
O sea…
Que yo también estaba un poco loco. Y que quizá no soy tan Malverde.
Porque al final, aprovechando el baño de sol y la inundación de luz, lo agradable de la temperatura y las divagaciones mentales de una carrera relajada y placentera… no quería dar la vuelta tan pronto como debía hacer. Así que… seguí corriendo. Tranquilo. A mi aire. Sin forzar. Sin desfallecer.
Pero menos mal que, por una vez, en vez de hacerle caso al instinto y a las piernas, le hice caso a la cabeza y me acordé de los buenos consejos recibidos de los sabios de Las Verdes: echar el freno.
¡Quién me lo iba a decir a mí, hace unos meses!
No sé si terminaré o no la Maratón. Espero que sí. Pero el hecho es que su preparación me ha dejado fino de cuerpo y, creo, un poco tocado de la azotea. Jamás pensé que, terminado un entrenamiento de 15 kms., iba a llegar a casa con sensación de que me había faltado, de que necesita más.
En fin.
Que esa batalla que fue la preparación de la maratón, esos entrenamientos extenuantes, el frío, la lluvia, la nieve, el barro… todo ello ha sido un estupendo preludio para esta calma en la que no nos sentimos cómodos.
Una calma expectante, tensa, nerviosa. La calma que precede la que esperamos sea… ¡la Tormenta Perfecta!
Dentro de dos domingos. En Sevilla.
Alea jacta est… y sí: ¡están locos estos romanos!
Jesús Lens.
Comentarios
11 respuestas a «MARATÓN DE SEVILLA: EL PAISAJE DESPUÉS DE LA BATALLA»
Es tal como lo reflejas Jesús: la vorágine de kilómetros que llevamos nos invitan a seguir, pero sigo insistiendo en que hay que tener la cabeza fría, ya que el descanso previo nos vendrá bien para afrontar esos 42 kilómetros, que te aseguro son durísimos, sobre todo a partir del 34-35.
Yo ahora estoy optando más por los abdominales, la técnica de carrera, los estiramentos y poca carrera. O sea, mimar la musculatura para que no se revele el 22.
No obstante, no es malo acabar estos dos semanas con unos 35 a 40 kilómetros, muy repartidos si es posible y siempre que sean suaves.
¿ Nos veremos el domingo en Albolote ?
Es como las drogas. Cuando la dosis que se introduce es tan alta, o metes más o el cuerpo no lo nota.
Nuestro organismo es tan inteligente que sabe adaptarse a malas condiciones o acomodarse a las buenas. Es cuestión de castigarlo, como habéis hecho. La cuenta atrás está en marcha.
Al final me he apuntado a la de Albolote. Pero a mí me dejáis de tonterías que yo voy sólo a quitarle el barro a mis zapatillas tras el cross.
Cabeza, cabeza, cabeza.
Es la clave. Y luego, a aguantar la brutalidad del sufrimiento maratoniano.
No iré a Albolote. Me hubiera gustado, que Nurii va a estrenarse en el Circuito, con sus primeros 10 kms. pero juega el CB Granada con el Juventut y ya que la maratón me aleja de las canchas de juego, al menos quiero ir al pabellón a quitarme el mono, viendo un buen partido.
Gregorio, te echaremos de menos en Sevilla.
Alter,,, qué ganas de que llegue. Y qué miedo.
Anda…que estas fuerte..me ha encantado la entrada..las ilustraciones geniales!!!!!saludos
Sí, está chula la entrada y las viñetas. Y encima nos transmite optimismo!
Suerte en el maratón de Sevilla…y gracias por tu apoyo incondicional en el premio que no fue…Besos
Lourdes, con todo el respeto por Ana Blanco, ¿cómo se puede comparar su gélida profesionalidad con la luz que irradian tus ojos y tu sonrisa en pantalla?
En fin… cosas veredes, amigo Sancho. Que eres la mejor, Lourdes!!
Gracias por esos ánimos para Sevilla. Paco, si llego a la meta, tú ya irás por la tercera caña, una vez duchado y masajeado.
Claro, es que estamos ya en esos Momentos Decisivos…
Jesús te veía haciendo el test, porque te has escabullido que si no.
Un abrazo.
PD. La próxima vez cuélgala tú mismo en blog verde. Todo. somos el blog
adelante campeón, tu puedes, eres capaz de eso y demás.
Antonio, ni borracho hubiera hecho ese Predictor vuestro.
Oye, ¿a qué os sentís identificados con la primera imagen?
Yo me pido se Obelix.
¿Campeón? Qué va. Insensato, diría yo.
[…] en mi escueta biografía como corredor, apenas hablo de dicha afición. Y mira que me provocó reflexiones y […]