Hace unos días, me llamó Manolo Villar. Que tenía un libro para mí. Que me iba a encantar. De Andrés Caicedo. Un escritor colombiano que se suicidó a los 25 años, cuando se quedó sin nada que decir.
Pronto volveremos a él. Ahora, dejamos un par de poemas, en los Miércoles Poéticos aplazados un día por la huelga.
Puede ser una tarde con estrellas
La tarde se parece a mí
Soy un hombre melancólico
Soy un poeta.
Cuando tenía 12 años fui a mi primera
fiesta y fue cuando me tocó bailar por
primera vez en mi vida. Me fue muy mal.
No me cogió el paso. Me dijo: no le
cojo el paso y me dejó allí. Y yo fresco.
Pero ahora pienso
que si me hubiera cogido el paso ahora yo
sería bailarín y no poeta.
Hay gente que puede ser poeta y bailarín
al mismo tiempo.
Pero yo no puedo. Yo soy un hombre melancólico.
Puede ser la luna a mis espaldas.
— — —
Creo en fantasmas, vampiros y
en empleados públicos que una
mañana salen volando de su
casa porque soy un hombre
que cayó bajo el amor.
Cuando puedo veo cine y miro
gente desde buses, merced a
un sólo sentimiento:
la nostalgia y la tristeza.
Y fíjese que
digo uno.
Tengo 19 años y escribo cuentos
fantásticos.
Y ya le dije que creía en vampiros.