NEFERTITI: INOLVIDABLE AMOR

Frente a la Puerta de Ishtar me quedé pasmado. Pero fue frente al busto de Nefertiti donde, creo, me enamoré por primera vez de una obra de arte. Pasé ni recuerdo cuánto tiempo frente a ella, hipnotizado, imantado, embrujado. Me alejaba cada vez que un grupo de visitantes se acercaba a ella, pero volvía inmediatamente a su vera apenas se quedaba sola.

 

De hecho, cuando ya me iba del Museo, sentí la perentoria necesidad de regresar nuevamente a ella y echarle un último vistazo, a modo de despedida. Un hasta luego, por supuesto. Jamás un adiós.  

 

Nefertiti, belleza atemporal, inmortal, divina y sobrehumana.

 

Desde ayer luce con todo su esplendor en el Neues Museum de la capital alemana.

 

Ni lo dudéis. Sólo por verla de cerca, merece la pena viajar a Berlín. Cuando vayáis, dadle recuerdos de mi parte y decidle que pronto, muy pronto, volveremos a vernos. Que nunca la pude olvidar y que la llevo incrustada en el centro del pecho. Hondo. Muy hondo. Aunque sus eternas y hieráticas frialdad e indiferencia pongan distancia de por medio, en la vida hay amores que nunca pueden olvidarse, imborrables momentos que siempre guarda el corazón…    

 

Jesús Lens, inolvidablemente enamorado.