No sé si estarás muy de acuerdo con mi columna de IDEAL de ayer domingo. Y es que vamos a unos meses en los que, a falta de lluvia, vamos a tener muchos chaparrones…
Así va a ser. Y lo sabes tú, lo sé yo y lo sabemos todos, aunque no queramos reconocerlo. Si quieres ser Presidente del Gobierno, de la Generalitat o de la Junta, si quieres ser alcalde o concejal con mando en plaza o tan solo si vas a apoyar a otro candidato para que lo sea; nos vas a decepcionar.
Porque no era lo que esperábamos de ti. No era para eso para lo que habíamos votado a tu partido. Nos vas a decepcionar, en fin, porque vas a tener que ceder en muchas cosas. Y eso supone incumplir promesas electorales y tragarte muchas de las palabras gruesas que has empleado en campaña. ¿Líneas rojas? Hoy día hay productos de limpieza que consiguen que no quede ni rastro de ellas.
Y te lo vamos a echar en cara. Y te lo vamos a recordar, una y mil veces. Lo vamos a tuitear, lo vamos a fijar en nuestros muros de Facebook y lo vamos a poner en nuestros estados del Whatsapp. Lo vamos a repetir, hasta la saciedad, en las barras de los bares y en las paellas de los cuñados.
Porque nos vas a decepcionar. Y lo sabes. Pero la política es eso, también. ¿O no? A estas horas ya estarás trabajando en un argumentario que justifique las impopulares, contradictorias, surrealistas y abstrusas decisiones que vas a tomar. Hablarás de responsabilidad, de carrera de fondo, de gobernabilidad. Dirás que hay que estar a la altura. Que hay que sacrificar intereses partidistas y personalistas por el bien común. Que no es tanto incumplir promesas cuanto adaptarse a la realidad del momento. Y apelarás a la Historia, con mayúsculas, que todo lo soporta.
Y unos tendremos mejor conformar que otros. Pero, en el fondo y aunque nos cueste reconocerlo, sabemos que tendrás razón. O, al menos, tus razones.
Llevamos años y años quejándonos del bipartidismo y cuando conseguimos volatilizarlo, nos quejamos del difícil panorama que tenemos por delante, llegando a suspirar por una segunda vuelta… que nos devolvería a algo muy parecido al bipartidismo.
¿No queríamos opciones, variedad y oferta electoral? Pues ya las tenemos. Bienvenidas sean. Pero la nueva realidad nos fuerza al diálogo, la negociación, la transacción, la cesión y el pacto. Y eso hace radicalmente imposible el cumplimiento de las mil y una promesas electorales realizadas en campaña. Que tampoco es que nos las creyéramos, por otra parte…
El espejo en que mirarnos lo tenemos en la serie de televisión danesa “Borgen”. Todos los políticos españoles deberían verla estas Navidades, para aprender cómo es gobernar un país con un Parlamento fragmentado y con tensiones territoriales. Habrá quien diga que la realidad es más complicada que una ficción televisiva, pero a la vista de las pueriles e inanes declaraciones de muchos de nuestros políticos, lo mismo habría que poner al mando del gobierno español a Birgitte Nyborg, asesorada por su equipo de guionistas.
Jesús Lens