Cinco referentes Noir escritos por mujeres

En pasada edición de Granada Noir, el festival patrocinado por Cervezas Alhambra, tuvimos a Marta Marne, especialista en novela negra y una de las grandes divulgadoras del género en España. Su intervención en la librería Picasso fue magistral, haciendo un completo repaso por la historia del noir escrito por mujeres, y le hemos pedido que nos prepare una selección de cinco títulos que considere imprescindibles y… que se puedan encontrar en las librerías ahora mismo. Esto es lo que nos cuenta. 

“Que te pidan escoger tan solo cinco novelas para recomendar de más de 170 años de género negro-criminal escrito por autoras es como jugar a la ruleta rusa: sabes que tienes muchas papeletas de que salga mal. Pero como son muchos los que creen que, desde Agatha Christie hasta Sue Grafton, hubo poco más que mayordomos asesinos, vamos al lío.

Si quedarse solo con cinco es difícil, que se encuentren en nuestras librerías sin tener que vender tu alma a cambio ya resulta algo imposible. Por suerte, hay editoriales como Avenauta que no solo han rescatado el relato ‘Un jurado de iguales’ de Susan Glaspell sino la obra de teatro en la que se inspira; una pieza de 1916 en la que una mujer es acusada del asesinato de su marido y serán las esposas del sherif y del fiscal las que darán con la clave de la intriga.

Las malas lenguas dicen que fue Alma Reville quien le dio a leer ‘La dama desaparece’ de Ethel Lina White, de 1936, a su marido Alfred Hitchcock. En ella, White juega a escoger una narradora dudosa cuyos monólogos interiores nos hacen dudar de cada detalle narrado en el libro. Y es que resulta cuanto menos desconcertante que desaparezca una mujer a bordo de un tren en marcha. La ha editado Alba, en su colección Rara Avis. 

Faustina Crayle va despertando incomodidades allá donde va. Nadie quiere trabajar con ella. Son varias las que afirman que tiene el poder de la bilocación: la han visto en dos sitios al mismo tiempo. Hablamos de la trama de ‘Un reflejo velado en el cristal’, publicada en 1950 por Helen McCloy. La mezcla de suspense y terror sobrenatural de la novela (con un final del todo racional) consigue mantener al lector en vilo a lo largo de sus 240 páginas. Podemos leerla gracias a las gentes de Hoja de Lata.

Hasta Ross Macdonald afirmaba su esposa Margaret Millar era mejor que él. Y aunque todos la conocemos, no tantos la hemos leído. ‘Más allá hay monstruos’, de 1970 se desarrolla dentro de las cuatro paredes de un juzgado. Robert Osborne ha desaparecido, y en un juicio tratarán de averiguar qué le ha sucedido. Aquí nos habla de una de sus obsesiones: la salud mental. La podemos encontrar gracias a Tres Puntos Ediciones.

Por último, tal vez la más famosa de todas las de la lista: ‘Laura’ de Vera Caspary, de 1943. Hay varias ediciones, pero la más fácil de localizar es la de Alianza. Laura es asesinada en su casa de un tiro en la cara. La desfiguración hace irreconocible al cadáver. A partir de aquí, todos opinarán sobre su vida y su persona. Y no siempre bien. Si habéis visto la adaptación de Otto Preminger, no cuenta: el libro es astronómicamente mejor”.

Tomamos buena nota de esta selección y nos ponemos a la tarea. De hecho, acabo de empezar ‘Más allá hay monstruos’ y… ¡qué maravilla! Lo mejor de los festivales es tener la oportunidad de escuchar y aprender de quienes más saben. Y Marta Marne, de género negro, sabe una ‘jartá’. 

Jesús Lens

El poder de la IA

Hace un año largo, mientras preparaba la contestación al discurso de ingreso en la Academia de Buenas Letras de Alejandro Castañeda, leía ‘El poder de las palabras’ del argentino Mariano Sigman, subtitulado ‘Cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando’. Para alguien que habla hasta por los codos, era un título imprescindible. 

Recuerdo que incluí este párrafo en aquella alocución: “cuando la conversación sucede en el contexto adecuado, el de unos pocos que se escuchan e intercambian argumentos, nos ayuda a pensar con más claridad, a tomar mejores decisiones y a ser más ecuánimes, empáticos y comprensivos. Tan simple como eso: es una herramienta fabulosa, tal vez la más efectiva, para dar forma al pensamiento”. ¡Me encanta!

Por aquellos entonces distaba de sospechar que, casualidades de la vida, esta tarde estaré conversando con el mismísimo Mariano Sigman en la librería La Biblioteca Invisible. El neurocientífico participa mañana en el TAI Granada de IDEAL y aprovecharemos para charlar sobre su libro más reciente, ‘Artificial. La nueva inteligencia y el contacto de lo humano’, igualmente publicado por la editorial Debate y escrito a cuatro manos con Santiago Bilinkis. Hablamos de un libro derivado del primero en el que la conversación hombre-máquina tiene un gran protagonismo.

Lo sé, lo sé. ¿Qué hago yo hablando con un neurocientífico sobre Inteligencia Artificial? Créanme que, mientras escribo estas líneas, me hago la misma pregunta, atenazado por un Síndrome del impostor de padre y muy señor mío. Mi papel será como el del árbitro: tratar de pasar inadvertido y dejar que fluya la conversación. 

Les confieso que cuando acepté participar en esta presentación, estaba convencido de que hablaríamos sobre ‘El poder de las palabras’. Cuando me enteré de que el tema central era la IA casi me caigo de culo. Y, sin embargo, estoy muy contento. Porque meterme en este embolado me ha permitido leer todo un librazo que hace un completo recorrido por la historia de la inteligencia artificial: he aprendido un montón sobre una disciplina llamada a darle un vuelco radical a nuestra vida. Además, Sigman y Bilinkis analizan diferentes aspectos de la IA y la relación de amor-odio que los humanos establecemos con ella: unas veces nos parece una grandiosa oportunidad y, otras, una gravísima amenaza. De todo ello hablaré hoy con Sigman. ¡Vénganse, que la cosa se promete apasionante!

Jesús Lens

Sevilla, entre el terror y la picaresca

Uno de los autores que con más frecuencia viene a Granada Noir, el festival patrocinado por Cervezas Alhambra, es Juan Ramón Biedma, nuestro compañero de Sevilla. Y viene porque con cada novela da un puñetazo encima de la mesa y nos deslumbra con su mestizaje argumental entre el noir más descarnado, la fantasía y el terror. 

Durante la presentación en la librería Picasso de ‘Crisanta’, su novela más reciente, publicada por Alianza Editorial, comentamos con Mercedes Salvador que Biedma es el narrador del mal por excelencia. Y para hablarnos del mal en estado puro, traslada la acción a la Sevilla del 36, a los primeros meses de la sublevación, a la de Queipo de Llano y compañía. 

A la protagonista de la historia, Crisanta, le hacen un encargo de lo más peliagudo: localizar un tríptico del siglo XVI de Jan Van Eyck, expoliado de una iglesia. La recompensa: un pasaporte para salir de un país sumido en el caos, cada vez más oscurantista y violento, sin un mínimo horizonte de esperanza. 

Ella sabe que no debe aceptar el encargo. Sus dotes como adivinadora le advierten de que la empresa está abocada al peor de los fracasos. En parte, porque el tríptico flamenco arrastra fama de maldito. Pero ella tirará adelante y en su camino se cruzará con personajes de lo más variado. Y, como es marca de fábrica en Biedma, de lo más singular y extremo. Alguno es siniestro como un demonio surgido del inframundo: un militar de alta graduación, también alcohólica, que firma sentencias de muerte con la misma tranquilidad con la que tumba botellas.

Tenemos a un cura de lo más singular y a la fantástica Sociedad Mediúmnica que investiga sucesos paranormales y, además, muy extraños. Como muestra, un botón:

“—¿Y qué te parece ese mundo que estas descubriendo?

—Me parece que llevo toda la vida viviendo en una Sevilla podrida de secretos y que ni siquiera me había enterado”. 

‘Crisanta’ es una novela llena de gente peligrosa en la que corres el riesgo de recibir un tiro o una puñalada cada vez que pasas de página. Una novela coral con decenas de personajes cuyas historias se cruzan y se entrelazan en una Sevilla asolada por el terror. Tanto la ciudad como la provincia, con unas brigadas negras de lo más siniestro que recorren los caminos y paran en las ventas para escuchar flamenco con sabor a sangre.

Lo tengo muy dicho: Juan Ramón Biedma es un género en sí mismo y hay que leer todo lo que surja de su cabeza privilegiada y su escritura inclemente. 

Y ya que estamos en Sevilla y hablamos de tráfico de obras de arte, cambiemos de tercio para comentar un libro de no ficción de lo más singular: ‘El falsificador de Franco’, publicado por la editorial Samarcanda y que lleva como subtítulo ‘La historia del pintor que engañó al mundo del arte’. 

El autor es Juan Carlos Arias, al que conocimos por otro libro en el que relataba sus aventuras y desventuras como detective privado en la ciudad hispalense y la historia de su agencia Adas. Ahora que se ha jubilado, homenajea a su padre en otro libro que cuenta una historia apasionante. Y real. De esas que si la lees como novela piensas que el autor tiene un exceso de imaginación. 

Una trama protagonizada por falsificadores de arte, galeristas pícaros, artistas bohemios y un supuesto bodegón de Velázquez que le colocaron nada menos que a Carmen Polo, la mujer de Franco y no por casualidad apodada ‘La Collares’. Lean, lean. Lean y flipen. 

Jesús Lens

La librería como patria

Ayer era el Día de las Librerías y, como ya es tradicional, lo celebramos llevando a Picasso la jornada de tarde de Granada Noir, que termina hoy. Desde que nos hemos instalado en #Noirvember nos gusta hablar de libros rodeados de libros. Y en bares, rodeados de cervezas. O en el Metro, rodeados de música. O en las calles, plazas y miradores, rodeados de lectoras. Y lectores.

De las muchas razones por las que me gustan las librerías y que ustedes fácilmente deducirán, sean o no usuarios más o menos habituales; hay una esencial: la librería como patria. Como espacio emocional en el que te sientes a salvo, rodeado de esos fieles guardianes que son los libros, aliados insobornables que no dejan de acompañarte y contar historias.

Da lo mismo el país del mundo en que te encuentres. Entrar en una librería es como acogerse a sagrado. Es sumergirse en una cápsula que se encuentra fuera del tiempo y del espacio, inmune a los vaivenes de la vida. Esta última semana en la que tantas cosas han pasado en nuestro país, apenas si he podido seguir la actualidad.

Presentaciones, conversaciones con escritores y dibujantes, conciertos, cine y gastronomía me han mantenido abducido… y no sé si decir que a salvo. Una semana de libros dedicados, entrevistas y podcasts llenos de literatura.

Días pasados en la Librería Picasso y, cuando estábamos fuera, acompañados por Carmen, nuestra librera nómada y errante que llevaba los libros para ponerlos en diálogo con los tercios de Alhambra bien fríos o con los acordes musicales más ardientes. La semana que viene, una vez terminado el festival, volveré a las librerías.

Como un yonki de la tinta, tengo dos presentaciones apalabradas: ‘Homo viator’, de Pepe Pérez-Muelas, subtitulado como ‘El descubrimiento del mundo a través de los viajeros’, y ‘Artificial’, de Mariano Sigman, que viene al ya inminente TAI Granada de IDEAL. ¡Nos vemos entre libros!

Jesús Lens

 

Estrellas sin prisa

Lo primero que hice ayer fue escribirle a Juncal: “¿Qué tal el paseo?” Su respuesta me dejó tranquilo, contento y satisfecho: “Súper bien. Les encantó”. ¡Uf! 

 Déjenme que les ponga en antecedentes. En plena vorágine de Granada Noir, que esta tarde tiene uno de sus puntos culminantes con la presentación y firma del impresionante cómic ‘El cielo en la cabeza’, de Sergio García, Lola Moral y Antonio Altarriba en la Escuela de Hostelería La Inmaculada; no les he contado que el miércoles coincidió en Granada una pléyade de estrellas que ríase usted de la Vía Láctea. 

Fue en el impresionante Carmen de los Chapiteles, un lugar desde el que se contemplan, a la vez, extraordinarias vistas del Albaicín a un lado y de la Alhambra al otro. Un prodigio. Cervezas Alhambra citó a Lucía Freitas, Nacho Manzano, Jesús Sánchez, Eneko Atxa y Paco Morales, cinco cocineros con estrellas Michelin; y no dejaron de hacerse fotos, bromear y disfrutar frente a aquel mágico entorno. Venían de la Alhambra, donde habían hecho una visita guiada a las huertas y jardines, entre otros espacios, y estaban eufóricos. 

Me tocó conducir el coloquio entre los cocineros y un público muy variopinto en el que, junto a cocineros y empresarios de la hostelería de Granada, había una nutrida representación del alumnado de las escuelas de hostelería. Fue hora y media de vibrante conversación que ayer les contó Javier Barrera, tapas incluidas. 

No les voy a engañar: estaba bien nervioso. No todos los días tienes la ocasión de compartir escenario con cocineros a los que admiras. Hace unas semanas les veía impartir extraordinarias ponencias en San Sebastián Gastronomika y aquí estaban, en Granada, compartiendo su experiencia y magisterio con nosotros.

Al acabar, como me sentía exultante y les escuché decir que se querían perder callejeando por al Albaicín, puse mis proverbiales y reconocidas dotes como guía para ayudarles a perderse, pero de verdad.

Cogí una hoja, saqué el boli y pergeñé un plano: Cuesta del Chapiz, Camino del Monte, Chorrojumo y las famosas cuevas, Verea de Enmedio con su fuente de las Amapolas y los restos de la muralla de la ciudad y, ya sí, el Albaicín: mirador de San Nicolás, mezquita… Es de los paseos más bonitos del mundo y, como les decía al principio, no vean qué alegría al saber que cinco de los mejores cocineros de España lo habían disfrutado sin prisas, como debe ser.     

Jesús Lens