El pasado sábado me desperté temprano. Desayuné y antes de las nueve de la mañana estaba en la playa. Hacía sol y corría una suave brisa. Me senté en mi silla, pegado a la orilla y, cuando me disponía a abrir un libro y ponerme a leer, me quedé absorto, mirando al mar.
Y eso que estaba tranquilo y que las olas apenas se dejaban sentir.
Me puedo pasar horas y horas sentado frente al mar, sin hacer nada. Sólo mirándolo. Como me puedo pasar horas sentado en un risco de la montaña, viendo las altas cumbres de la Sierra, cuajadas de nieve.
También me gusta el verde de los valles, por ejemplo. Pero prefiero el mar, sobre todo si está bravío y tempestuoso. Y también me hipnotizan las altas cumbres nevadas.
Hay paisajes que tienen un extraño poder de seducción. Tienen la virtud de dejarte la mente en blanco y de imantarte al tronco de un árbol o a la arena de la playa, permitiéndote pasar un buen puñado de horas solitarias contigo mismo.
Y entonces me acordé de un delicioso artículo de Julio Llamazares en el que escribía lo siguiente: «Y es que ya lo dijo Josep Plà, el gran divulgador del paisaje ampurdanés, en el que nació y vivió: lo que diferencia al hombre del resto de los animales, aparte de la capacidad de pensar, es la de disfrutar del paisaje; es decir, de mirar el paisaje con mirada inteligente».
Yo no sé si lo miraba con mirada inteligente o embrutecida, el pasado sábado, al mar. Pero mientras estuve solo y el único sonido que se escuchaba era el del rumor de las olas, me sentí en un estado muy próximo al de la felicidad.
Jesús Lens, contemplativo.
Comentarios
8 respuestas a «PAISAJES»
PERO no siempre, que algunos miraron el paisaje de la zona alta de Madrid y vieron solares… y de cosas como esas vienen cosas como éstas.
Que se lo digan a Caja Madrid…
Me da el pálpito de que a muchos que miran «La Vega de Graná» les pasa lo mismo.
Son humanos esos «miradores» ?
bravo jesús, tienes visión para todo, eres un crack
Y que nos duren siempre las ganas de mirar, hermano.
El mar es que se te sube a los ojos y no hay quien lo baje. Me sorprendes, tienes tiempo hasta para mirar y contarlo
¡Hombre libre, tu siempre preferirás el mar!
La mar es el espejo en que tu alma se mira,
en su onda infinita eternamente gira,
y tu espíritu sabe lo amargo saborear.
Hundiéndote en su seno, desnudo para el viaje,
la acaricias con brazos y ojos; tu corazón
se distrae muchas veces de su propia canción
al escuchar la suya, indómita y salvaje.
Los dos sois tenebrosos y a la vez sois discretos:
hombre, nadie ha llegado al fondo de tu abismo;
¡oh mar!, nadie ha llegado a tu tesoro mismo;
¡con tan celoso afán guardáis vuestros secretos!
Y entre tanto que pasan siglos innumerables,
sin piedad y sin miedo uno y otro atacáis,
de tal modo la muerte y el combatir amáis,
¡oh eternos luchadores, oh hermanos implacables!
(Charles Baudelaire)
Pedazo de poesía que piienso sablear para los Cuaversos, que vuelve septiembre y ha de volver la poesía. ¿Me los prestas, Silviña? Anda que no me voy a acordar de ellos este fin de semana, en la playa…
Paisajes. Si. Hay que verlos. Despacio. Empapándonos de ellos. Y luego,,, contarlo. ¿no?
Supongo que a Boudelaire le encantaría saberse en tus cuaversos y en tus escapadas marítimo-evocadoras… qué suerte la tuya!
Casualmente hoy, en una reseña de la prensa local, alguien se equivocó y en vez de Hospital Virgen de la Salud nos nombró com Virgen del Mar… resultado: nudito en la garganta… aunque con una sonrisilla, lo confieso.
Bicos meigueiros
El mar es estupendo para ver lo que nos preocupa de lejos, allá en el horizonte. Cuando tenemos las preocupaciones encima, no hay nada mejor que sentarnos frente al mar y dejar que las olas se las vayan llevando poco a poco. Desaparecer no desaparecerán pero sí variará la perspectiva.
Qué bonita poesía la de Baudelaire.
Claro