Hoy, mi artículo de IDEAL solo podía hablar de una cosa… Y es que, cuando ocurren atrocidades como la de ayer en Bruselas, me acuerdo de las palabras de Adorno: “Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie”.
Consulto las actualizaciones de IDEAL Digital en el ordenador. Le doy a la rueda del ratón hacia abajo y, en cuanto dejan de salir las noticias sobre los atentados, me detengo. ¿Cómo leer otras informaciones, en momentos como este? ¿No resulta de una banalidad insoportable, prestarle atención a cualquier otro aspecto de la realidad que nos rodea?
Me doy un paseo por las Redes Sociales y me siento asfixiado. Cuando todavía no ha terminado el recuento de los muertos, leo comentarios que mezclan el asunto de los refugiados con el terrorismo y a personas que exigen el cierre de las fronteras y más controles a los que vienen de fuera. Y los hay, cómo no, que aprovechan para criticar a Pablo Iglesias y a Carmena, en un ejercicio de vergonzosa demagogia.
También hay críticas al Islam. Y a las religiones en su conjunto, por supuesto. Y están los apresurados análisis geopolíticos que hacen batiburrillo y lo mismo sirven para culpar a la propia UE y sus instituciones que a Estados Unidos, Rusia, Irán o Arabia Saudí.
Y están esos bastardos que aprovechan para, en nombre de la libertad de expresión, hacer chistes de lo que ellos denominan humor negro. Qué asco, qué repugnancia me provoca ese tipo de gente…
Desconecto. Y me planteo sobre qué escribir este artículo. Estos días estaba publicando columnas desenfadadas, con propuestas culturales y de ocio para la Semana Santa. Que si libros, series, películas… ¿tiene sentido todo ello?
Después de ganar el Nobel de Literatura, le preguntaron a la poetisa polaca Wyslawa Szymborska, nacida a pocos kilómetros de Auschwtiz, por la aseveración de Adorno. Y contestó: “Él vivió todavía más de veinte años después de terminar la guerra. En ese tiempo hubo poetas nada desdeñables que escribieron poemas nada desdeñables. Si ese trabajo hubiera carecido de sentido, ¿para qué habría servido?”.
Sí. Las palabras tienen sentido. Y las imágenes. Y la música. Y el arte. Y las historias, los cuentos, la imaginación y la fantasía. Porque el integrismo trata de imponer su credo monolítico, aplastándonos con él. Y no lo vamos a permitir. Seguiremos leyendo, escribiendo, escuchando música y yendo al cine. Y ésa será nuestra V de Victoria.
Jesús Lens