La columna de hoy viernes, en clave literaria.
No sabía yo ni una palabra sobre la leyenda de la Casa de las Siete Chimeneas en que ahora mismo se encuentran ubicadas distintas dependencias del Ministerio de Cultura. Ni tampoco sabía mucho sobre Felipe II, sus líos de faldas, sus remordimientos y las tensas relaciones con su secretario, Antonio Pérez, y otros miembros de la corte.
Por eso, «La casa de los siete pecados», la novela con que Mari Pau Domínguez ha ganado la primera edición del Premio CajaGRANADA de Novela Histórica, me ha parecido tan interesante, uno de esos libros que, además, se leen a toda velocidad, en los que las páginas caen, sin darte ni cuenta, de cincuenta en cincuenta.
En la narración de Mari Pau hay un momento que me pareció especialmente brillante. Mientras Felipe II se acostaba con su amante más salvaje y apasionada y ésta le clavaba sus uñas por toda la espalda, la joven esposa del monarca, su recatada, pía y angustiada sobrina Anna de Austria, se encerraba en la celda de un convento para fustigarse con un látigo, abriéndose las carnes en un rito sangriento muy distinto al del monarca.
Una España en que la religión y la política; la lujuria, el sexo, la culpa y la expiación siempre han ido de la mano, dictando los destinos de esta patria nuestra que, en el siglo XXI, tantísimo debería diferenciarse de la narrada por Mari Pau… y tan poco se diferencia.
Aquella España, cabeza de un Imperio en que nunca se ponía el sol, se nos presenta como una corrala de vecinos repleta de rumores y maledicencias, funcionarios corruptos, espías y dossieres informativos destinados a desprestigiar a los rivales políticos, una España en que, en vez de trabajar, buena parte de los esfuerzos de las elites estaban destinados a medrar, aparentar, disimular y engañar.
Es lo bueno de la literatura, cuando la literatura es buena: más allá del género al que formalmente se adscriban, sean negras y criminales, de viajes, ciencia ficción o históricas, hay novelas que sirven como inmejorable espejo de la sociedad en que vivimos. Porque la historia es ese lugar en que el presente hunde sus raíces y desde el que intentamos proyectarnos hacia el futuro.
Con una prosa tan sencilla como fluida, Mari Pau Domínguez nos descubre los secretos de un Madrid que a mí me resultaba desconocido, aunque la historia de la Casa de las Siete Chimeneas y todo lo relativo a los amoríos del Felipe II ya estuviera muy bien documentado, constituyendo una de esas leyendas urbanas en que realidad, mito y ficción se dan la mano en un novela amena, interesante y muy agradable de leer.
Con «La casa de los siete pecados», CajaGRANADA inaugura un Premio de Novela Histórica que, si por su cuantía y repercusión ya es un referente internacional, ahora tiene por delante el reto de conseguir la complicidad y el beneplácito de los lectores, auténticos y definitivos jueces de las bondades de la literatura de consumo masivo.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.
PD.- El sábado 18 de Abril se presenta la novela en Granada, en la Feria del Libro. Con la presencia de la autora. A las 13 horas. Una buena ocasión de escucharla… y de llevarse un ejemplar dedicado.
Comentarios
17 respuestas a «LA CASA DE LOS SIETE PECADOS»
Jesús, disculpa el offtopic para una recomendación encarecidísima: «Déjame entrar», una película de Thomas Alfredson que se estrena hoy, basada en la novela del mismo título de John Ajvide Lindqvist. Escalofriante, hermosa y perfecta. Poco se va a estrenar este año que la supere.
A este libro ya le había echao el ojo mi padre así que ya mismo lo tendré rulando por mis estanterías engrosando la lista de libros pendientes por leer.
Buena reseña.
Besillos
es que el papel es muy sufrido…
La novela histórica me engancha siempre. Es un género que, de entrada no parece interesar a nadie, tal vez porque las lecciones de historia erean un coñazo, pero que después resulta apasionante, y las de ciertos períodos, de manera especial. La leeré.
Rigoletto
A muchas novelas de este tipo les cambias los nombres de los personajes por otros vulgares y no las leen ni el «potito».
Aviso: Jesus en Argentina ya se vende Retrato de familia con Muerta de Raul Argemi.
En la feria del libro es obligacion ser Feliz. Chau. R.
Alter, has leído » El pedestal de las estatuas» de Antonio Gala? En esa novela obran las grandezas y miserias de Antonio Pérez y sus polémicas relaciones con la princesa de Éboli. Muy ilustrativa también la visión de Felipe II. Por cierto, con similares personajes, aconsejable es la película de Antonio del Real, «La conjura del Escorial».
Buen detalle el tuyo por introducirnos en la novela que ha ganado el I permio de novela histórica «Cajagranada».
Más que una relación tensa, Antonio Pérez sostuvo durante 25 años una guerra abierta con Felipe II. Muy recomendable la biografía del secretario escrita por Gregorio Marañón: la princesa de Éboli, el asesinato de Escobedo, el encierro del príncipe Carlos por parte de su padre… Un tocho maravilloso. Y un rey tan querido por estas tierras que sólo hay una estatua suya en todo Aragón, concretamente dentro de la ciudadela militar de Jaca que mandó construir para reforzar la frontera con Francia
Ricardo, buen libro. Pero hay en tus palabras un deje vejatorio sobre Felipe II. Lástima, las últimas buenas biografías, debidas a franceses e ingleses, no lo ven así. Incluso la supuesta gran derrota de La Armada Invencible la sitúan en su lugar, destacando la impiedad de los ingleses para con los náufragos arribados a sus costas. En ese contexto, sería bueno recordar que Blas de Lezo en la Batalla de Cartagena de Indias infringió a la Armada Inglesa (1741) la mayor derrota de su historia. La concentración de buques fue tal que hay que esperar al Desembarco de Normandía para ver un número mayor.
La figura de Felipe II, como casi todos los grandes hombres de la historia, fue muy poliédrica y depende desde donde la mires, así se ve.
Habrá que leer el libro recomendado, amigo Jesús. Por dos motivos, ¿no?
Alejandro, la apunto, que tus recomendaciones nunca son baladíes. ¿Estarás por la Feria del libro?
La historia de Felipe II es apasionante y yo, en temas de historia, la verdad quee stoy bastante pez.
un libro que no pasará a los anales de la literatura, pero que se lee con agrado, es interesante y, como se solía decir, enseña deleitando.
Carrasqueño, no es tono vejatorio, es la simple constatación de un hecho, por otra parte lógico. No hay que olvidar que Felipe II aprovecha la persecución a su secretario (Antonio Pérez) para asesinar al Justicia de Aragón (primer defensor del pueblo de Europa) bajo cuya protección se había puesto el citado secretario. De paso, aprovecha para invadir con sus tropas una parte de España (la Corona de Aragón) y suprimir de un plumazo sus Fueros. No creo que sea para levantarle estatuas.
Por cierto, que otro Felipe, el V, remató la jugada con los Decretos de Nueva Planta en 1711 tras la guerra de Sucesión. Un eror de cálculo al apostar por los Austrias en lugar de los Borbones…
Se presentará en otras Ferias del Libro, Jesús? El 22 voy a ver la Feria del Libro de Granada
Hombre, Ricardo, asimilar el Justicia al Defensor es una pasada de, al menos, siete ciudades. No dudo de su importancia, pero no abusemos del papel donde escribimos. En las cortes de Ejea de los Caballeros (1265) se inicia su andadura como mediador entre el rey y la nobleza: del pueblo nada de nada. Un privilegio de 1266, dado por el rey y como tal podía ser cesado por el otorgante, lo hizo algo más que juez de primera instancia. En las Cortes de Zaragoza de 1348 lo hicieron juez de fueros y contrafueros, tampoco atendía al pueblo sino a los cabildos o concejos… si por ese camino quiere meterlo como defensor de vecinos, pues vale, pero no era exactamente así. El ser una institución casi hereditable entre los Lanuza tampoco se aviene bien con la figura del defensor del pueblo. Si estoy de acuerdo que en el episodio de Antonio Pérez lo aprovechó Felipe II –acción que tiene muchos más antecedentes que los de un simple secretario- para subordinar el Justicia al Rey, pero no debe de olvidarse que en un principio fue un privilegio. Y sí el decreto de Nueva Planta le correspondió a otro Felipe, pero ¿me quieres decir que con el paso del tiempo la figura del Justicia se hubiese mantenido igual? No es lógico y por esas y otras acciones España fue el primer Estado moderno de Europa, pero ya sabes la respuesta del mañico a Dios: O a la Pilarica o al charco. (todo muy somero y sin ganas de dar lecciones). Hubo esa figura también en Castilla, también hereditaria en los Béjar.
Evidentemente, no se pueden analizar situaciones del siglo XVI con ideas del XXI, pero las formas son las formas y, a los efectos de lo primero que comentaba (la dichosa estatua) creo que sigue estando justificada su no existencia por las razones que comenté.
En cuanto a lo del estado moderno… bueno, parece que un Estado centralista como el impuesto por Felipe V no es tan idóneo ni igualitario como pudiera parecer (al menos no para todas las partes implicadas), algo que se puede apreciar en los pocos periodos históricos en los que existe libertad para plantear alternativas a ese Estado.
Lo del charco, ni lo comento, no quiero entrar en el terreno de los estereotipos. Por cierto, la versión de la expresión que yo conocía era «a Zaragoza o al charco». Supongo que hay variantes.
Pues no sé por dónde más andará Mari Pau. Compartimos un buen rato con ella y con su marido, Paco Lobatón.
¿Alguien más ha leído la novela y nos puede decir?
Por cierto, ya tengo los de Méndez… Jorge, Maruja, Arturo, preparen la cartera.
Hablando de Méndez, ayer me compré el «Recuérdame al morir» (Silver Kane)
[…] pasado sábado, tras la presentación de “La casa de los siete pecados”, tuve la ocasión de compartir una cerveza con su autora, Mari Pau Domínguez, y su marido, Paco […]