Hoy voy a ejercer de malafollá. Otra vez. Y mira que lo siento, pero no me queda otra. Porque el pasado viernes, mientras veía una de las películas mudas programadas por el estupendo festival Granada Paradiso, Ángeles Mora daba el pregón de la Feria del Libro.
Y el sábado, mientras escuchaba a Alejandro Pedregosa, Juan Mata o José María Pérez Zúñiga, que presentaba su novela “Cine Aliatar”, no podía ver el desenlace de la trilogía erótica del cineasta alemán George Wilhelm Pabst.
Y lo más curioso del tema es que el Ayuntamiento de Granada es el principal impulsor de dos iniciativas culturales que se pisan entre sí. -Vaya por Dios, hombre. Ya está el Lens quejándose- podrán pensar ustedes.- Cuando no hay, porque falta. Y cuando hay, porque sobra.
Pues sí. Me quejo. Porque tengo el defecto de que me gustan igual el cine que los libros. Y me parece un error garrafal hacer coincidir en las mismas fechas dos de las propuestas culturales de más enjundia de esta ciudad. Y si a ello le añadimos los más de cien conciertos programados en el mismo fin de semana. ¿Será por semanas a lo largo del año?
Que sí. Que podemos echarle la culpa a la Semana Santa, que este año ha caído muy tarde. Pero que me da a mí que esta desmesurada concentración de actividad en las mismas semanas tiene más que ver con el cargante Bonitiquismo que nos invade. Que alguien ha decidido que no puede haber primavera más enjundiosa que la granadina y se está concentrando todo en las mismas fechas. Por ejemplo, la Media Maratón del próximo domingo. Aunque se eso, hablamos más despacio estos días.
Lo siento, pero no tiene sentido que Granada Paradiso y la Feria del Libro se pisen mutuamente. Porque el público objetivo al que van dirigidas ambas citas es el mismo. Al menos, el público granadino. Que si de lo que se trata es de mostrar al turismo cómo molamos, en plena temporada alta, hablamos de otra cosa.
Habrá que estar atentos al panorama literario y cinematográfico a partir de mayo. Que tenemos Cines del Sur, en junio, pero… ¿habrá algo más? Ojalá me equivoque y me tenga que comer esta columna, pero me veo añorando estos días en que, para ir a una actividad cultural, debo renunciar a muchas otras.
Jesús Lens