Hoy leo una necrológica en El País. Es de Miguel Ángel Velasco. Un poeta del que, hasta este momento, no había oído hablar.
Reseña un poema titulado “La alegría”:
Diré de la alegría, aunque regresen
esas noches sin fe en las que apuramos
un vino de rencor; aquellas horas
de hosco abatimiento en que uno envidia
la vida de las bestias.
A pesar
de la anciana palabra, no hecha acaso
para decir la dicha, aunque después
la traicionemos siempre. Aunque al final
siempre haya que pagarla: no se es
feliz impunemente”.
Y como uno cree en las señales, pues ahí lo dejamos.
Porque me ha gustado mucho, porque es miércoles, porque no sé quién es Velasco, pero me han gustado sus versos.
Jesús Lens.