Calculo que entre el 65 y el 70% de la ficción que leo es negra y criminal. Aunque trato de dejarle espacio a la ciencia ficción y a la literatura de viajes, el noir consume buena parte de mis horas lectoras. El porcentaje de ensayos especializados en el género policíaco, sin embargo, es mucho menor. Y creo que sé la razón: no quiero deprimirme.
Por mucho que uno lea, por muy al día que crea estar en las novedades que se publican y por mucho que se precie de haber leído a los clásicos; cuando me asomo a trabajos teóricos de profundidad y enjundia, tomo conciencia de las enormes lagunas que tengo, de los inmensos socavones que jalonan mi trayectoria lectora.
Me ha pasado estos días, leyendo los dos tomos de ‘A quemarropa’, el excepcional trabajo realizado por Álex Martín y Jordi Canal que, publicado por la editorial Alrevés —qué haríamos sin vosotros, colegas— presentamos esta tarde en BCNegra. Será a las 18 horas, sin público, y se podrá seguir en streaming a través de la web del festival: www.barcelona.cat/bcnegra/es/home
¡Qué despliegue de erudición y sabiduría tan bien contado han hecho Álex Martín y Jordi Canal en las dos entregas de un trabajo que es imprescindible para todos los amantes del noir! Una de las primeras preguntas que les haré a los autores esta tarde: ¿Cuándo, por qué y cómo?
¿Cuándo surge la idea? ¿Por qué os animáis a ejecutarla? ¿Cómo afrontasteis el desafío? Pregunta una y trina, como se puede apreciar. Porque ‘A quemarropa’ es un tour de force brutal a través del que los autores tratan de aportar luz a ese gran enigma que, más pronto o más tarde, nos asalta a los aficionados al género: ¿qué es la novela negra? Así lo reconoce el mismísimo maestro Andreu Martín en la página que abre el primero de los libros: “¿Qué clase de profesional era yo, que no sabía y ni siquiera me había planteado nunca definir en qué consistía mi trabajo?”
Y es que cuesta trabajo decidir dónde encajar a Marple, Holmes, Smiley, Marlowe, Carvalho, Conde, Belascoarán, Delicado, Husky o Maigret; por ejemplo. A través de un pormenorizado análisis histórico, Canal y Martín van etiquetando, clasificando y ordenando novelas, escuelas, autores y tradiciones literarias. Saltan de continente, viajan por países lejanos, trenzan relaciones y trazan la estela de maestros y discípulos.
La cantidad de referencias que he anotado, de autores a los que tengo que leer o releer con más énfasis y fruición y la de ideas que he sacado para charlas, tertulias y presentaciones resulta inconmensurable. ¡Ténganme miedo en las próximas sesiones de nuestros clubes de lectura, Uno de los nuestros y Adictos al crimen! Avisados quedan.
No he hecho más que terminar con este excelente trabajo ensayístico cuando ya me apresto a hincarle el diente a otro libro que pinta extraordinariamente bien: ‘Lo leo muy negro’, de Antonio Lozano, recién publicado por Destino.
Lleva como subtítulo ‘Travesía por crímenes reales e imaginarios’ y el autor nos promete un viaje apasionante. Y acongojante: “Es un ensayo sobre ficción, crimen y vida que aborda el género negro desde múltiples ángulos. El interrogante que lo recorre es… qué nos fascina tanto el crimen, qué dice de nosotros como individuos y como sociedad. En paralelo bucea en los muy diversos modos y estilos en que la ficción ha buscado representar el lado más oscuro de la persona, colocando a nuestra altura un espejo perturbador, ante el cual a un tiempo apartamos la vista y quedamos hipnotizados”.
¿No les parece atractivo y sugerente? Pues próximamente lo comentamos.
Jesús Lens