¿Por qué era tan importante salvar al soldado Ryan, cuando miles de personas morían en los diferentes campos de batalla de la II Guerra Mundial? Por la misma razón que, de entre todas las situaciones lacerantes que ocurren a nuestro alrededor, debemos preocuparnos por un puñado de olivos. Y es de ello de lo que hoy hablo en IDEAL.
Por lo simbólico, por ejemplo. Que la señora Ryan recibió, el mismo día, tres telegramas comunicándole las muertes de tres de sus hijos. Y es al cuarto, al único superviviente, al que los mandos militares deciden que hay que proteger, a toda costa.
Ayer supimos que en Íllora viven aproximadamente un centenar de olivos de la variedad Lucio, los más viejos de Granada. Unos setecientos años los contemplan. Lean, lean la información en este enlace.
¡700 años! Da vértigo pensarlo. ¿Cuántas personas se habrán recostado bajo sus ramas? ¿Cuánto aceite habrán producido esos olivos, a lo largo de estas siete centurias? Ahora, claro, los pobres andan agotados. Y los dueños de la finca en que están radicados quieren plantar árboles más jóvenes y más productivos, como se ha hecho habitualmente en el campo andaluz. Y la palabra “tala” asoma, amenazante, en el horizonte más cercano.
Hay que darle la enhorabuena a Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle (autores de la foto y del artículo antes reseñado) por el tratamiento informativo que han hecho de este caso ya que, además de ponerse en la piel de los olivos centenarios, lo hacen en la de los dueños de la finca, a los que hay que felicitar por haber mantenido con vida a los árboles. Hasta ahora.
Simbolismo, por supuesto. Pero también justicia. ¿No tienen derecho a una jubilación digna esos olivos, con la riqueza que han proporcionado tras setecientos años de explotación? Parece que hay una campaña de apadrinamiento, pero no rinde tanto como los beneficios que rentarían los árboles más jóvenes.
Quedaría la opción del trasplante. Pero es cara. Talar es más barato. Y aquí es donde tenemos que movilizarnos y exigir a las instituciones que hagan algo por preservar un patrimonio que es a la vez histórico, ecológico, natural y humano.
¿Se imaginan la de lecciones magistrales que los estudiantes podrían recibir a la sombra de un olivo de setecientos años? Si ha habido recursos para decorar todas las rotondas de nuestras calles y carreteras, tiene que haberlos para salvar a los olivos centenarios. Como los hubo para salvar al soldado Ryan. Porque es de justicia.
Jesús Lens