Acabo de llegar a casa. Hoy, en un SMS, decía que vengo convertido en un zombie, un muerto viviente. Sin mi maleta original, pero con otra cargada de libros, sin batería en el móvil y el portátil fundido, todavía con los besos y los abrazos de la siempre triste, emotiva y necesaria despedida gijonesa impregnados en la piel… cansado, roto y muerto de sueño, llego a casa y, antes de adecentarme un poco e irme a dormir, es necesario darle la bienvenida a la Semana Negra del 2010.
Tras escuchar la siempre extraordinaria plática de despedida de Paco Ignacio Taibo II, puedo decir lo siguiente, sin temor a equivocarme o riesgo de estar exagerando:
Los semaneros estamos como toros.