Leo el titular de apertura de la sección de Cultura de IDEAL y no puedo evitar preguntarme si será cosa de La Corporación: “Encuentran 17 horas de grabaciones inéditas de Morente”. Continúa la noticia desgranando el hallazgo, que incluye auténticas joyas: “registros sonoros de conciertos míticos del cantaor, como los realizados en París con motivo del homenaje a Lorca”, en palabras de Juan Jesús García.
Devoro con ansia el reportaje y encuentro posibles indicios de la participación de La Corporación en todo esto. Y es que las grabaciones descubiertas ya tienen mucho tiempo y la mayoría fueron realizadas en París, en los años 70.
Es posible que ustedes todavía no conozcan a La Corporación. Grave error. Porque La Corporación existe, como tuvimos ocasión de comprobar en la primera edición del Festival Granada Noir, de la mano del escritor Fernando Marías.
El encuentro se celebró en el restaurante de Ávaro Arriaga y concitó a cerca de cien personas que asistimos, atónitos, a la confesión realizada por el autor de “Esta noche moriré”, novela en la que se cuenta qué es La Corporación, cómo funciona y qué objetivos persigue.
Fernando Marías inició su monólogo con las siguientes palabras: “Me suicidé hace dieciséis años”, las mismas con las que arranca una novela que, en realidad, no existe. Porque, ¿quién puede asegurar que tiene un ejemplar de “Esta noche moriré”, novela maldita por antonomasia?
Juro que, una vez, yo la tuve en mis manos. Y puedo asegurar que leí la historia, hace ya mucho tiempo. Sin embargo, y por mucho que lo he buscado, no he sido capaz de encontrar mi ejemplar. Por eso, aunque “Esta noche moriré” está descatalogada, encargué otra copia a través de Ubú Libros. E, increíblemente, me la consiguieron. Le escribí a Fernando Marías para decirle que había hallado un ejemplar. Y su respuesta me dejó helado: “Eso es imposible. Esa novela no existe”.
Quiero creer que aquellas palabras fueron escritas para protegerme ya que, muy posiblemente, La Corporación ha hackeado a Fernando y a todos aquellos de sus contactos que hablen de una novela que, como decíamos, descubre y saca a la luz sus secretos más oscuros y sus más turbios manejos.
Pero, ¿qué es La Corporación y qué tiene que ver con el hallazgo de las grabaciones inéditas de Morente? La Corporación es una empresa dedicada a obtener secretamente obras inéditas de artistas geniales de todos los tiempos. Una organización que viene operando desde los años del Renacimiento.
¿No les resulta a ustedes extraño que, cada determinado tiempo, aparezcan unos versos inéditos de un afamado poeta? ¿Un lienzo desconocido de un pintor famoso, arrumbado en el sótano de una casa perdida en el campo? ¿El manuscrito de un Nobel con una historia de la que nadie había oído hablar?
No. No se trata de falsificaciones. La Corporación es más sutil: entrena a sus agentes para que husmeen en los ambientes culturales y, cuando descubren a un artista con visos de ir a ser realmente grande, le encargan obras… que no salen a la luz ni se lanzan al mercado. Al menos, no lo hacen de forma inmediata. Obras que La Corporación custodia y oculta celosamente durante décadas y décadas y que solo pone en circulación cuando los beneficios que va a obtener con el “descubrimiento” prometen ser muy sustanciosos. Son esas obras que, misteriosamente, aparecen cuando se acerca la celebración del centenario del autor, por ejemplo.
¿No le resultan a usted de lo más sorprendentes las súbitas ausencias de artistas que están en su mejor momento creativo? ¿No son muy sospechosas determinadas desapariciones e imprevistos años sabáticos?
Ha habido casos en los que ciertos artistas se han negado a trabajar para La Corporación. Dostoievski, por ejemplo. ¿Y qué ocurrió? Pues que el entramado negro-criminal de la organización se puso en marcha para conseguir que el ruso, ludópata reconocido, contrajera enormes deudas de juego. Deudas que La Corporación hizo suyas, obligando al novelista insumiso a escribir para ellos.
Las piezas de Morente halladas en París no parecen responder exactamente al modus operandi de la organización, al ser grabaciones de conciertos interpretados por el genial cantaor, más que piezas inéditas. Pero no negarán ustedes que la alargada sombra de La Corporación parece planear sobre ellas…
Jesús Lens