—Mamá, ¿te han dicho ya a qué instituto voy a ir?
Y la respuesta es que no. La contestación es que, habiendo tramitado su matrícula en tiempo y forma el pasado mes de mayo, la delegación de Educación de la Junta de Andalucía todavía no ha tenido a bien solucionar el pollo que le ha montado a varios estudiantes del Zaidín, dejándolos sin plaza.
—Entonces, si empieza el cole y todos mis compañeros van a clase, ¿yo qué hago?— le pregunta su hija a Carmen con inocencia, un día detrás de otro. Y ella, como en la canción de Manolo Tena, no sabe qué contestar.
La vuelta al cole siempre es complicada, especialmente para aquellas familias cuyos vástagos lloran y patalean porque no quieren ir a clase. Resulta paradójico, sin embargo, que haya un grupo de diez, doce o veinte jóvenes temerosos de que sea el cole el que empiece sin ellos.
Una cuestión técnica, aduce la administración. Una cuestión técnica que se produjo en mayo y que, pasado el 10 de septiembre, el negociado correspondiente de la Junta aún no ha sido capaz de solventar, a pesar de las llamadas, los escritos y los recursos correspondientes.
Todos los que hemos trabajado con expedientes lo sabemos: siempre hay uno al que le pillamos ojeriza y, cada vez que aparece en lo alto de la montaña de “Pendientes”, lo cogemos… para volver a situarlo debajo del todo. O esos mails que dejas marcados como No leído porque, sabiendo de qué van, nunca encuentras el momento de hacer con ellos lo que debes hacer.
¿Estará pasando algo así en Educación? El hecho es que los casos aislados de pronta solución de la maquinaria burocrática se traducen en nervios, dudas, zozobras, ansiedad y días sin dormir para las personas afectadas y sus familias.
Estos días, quiénes van a ir por primera vez al instituto están tensos y excitados. De hecho, la chavalada ya ha recibido una carta de su nuevo centro de enseñanza invitándola a conocer las instalaciones para familiarizarse con el que será su ecosistema más íntimo en los próximos años.
Los casos aislados, sin embargo, se muerden las uñas con desesperación, sin saber dónde estudiarán, quiénes serán sus compañeros de clase o cuándo empezará su curso académico. Resulta inadmisible e intolerable tal dejación de funciones por parte de la administración.
Jesús Lens