Desde la entrada en vigor del euro tengo una costumbre que, en ocasiones, me hace pasar fatiga. O vergüenza: cuando me dan el cambio en el súper, en el bar o en la librería y, entre las monedas, hay una de 2 euros; no puedo evitar mirarla para comprobar si es una moneda normal o especial, de alguna serie conmemorativa.
¿Y la fatiga? El apuro me asalta porque la persona que me ha dado el cambio puede pensar que desconfío, que estoy comprobado que no se ha equivocado. Algo que, por otra parte, tampoco estaría de más. Pero no lo hago nunca. Como no compruebo las facturas en los restaurantes, tal y como aconsejan las asociaciones de consumidores, la verdad sea dicha.
Confío en la profesionalidad y en el buen hacer de la gente. Eso sí, cuando me doy cuenta de que alguien se ha equivocado un par de veces y siempre a su favor -uno es crédulo y confiado, pero no gilipollas… del todo- le echo la cruz y no vuelvo a su garito, comercio, tienda o kiosco.
¿Comprueban ustedes las monedas de 2 euros? ¿Las coleccionan, cuando encuentran alguna especial? Yo tengo varias: en recuerdo de la promulgación de los Tratados de Roma o sobre los programas alimentarios de la FAO y otras con símbolos como el Indalo o una, preciosa, con el bisonte de las Cuevas de Altamira.
Hubo un tiempo en que tuve muchas más. Las coleccionaba en montoncitos sobre el ordenador de mi oficina. Un día, un compañero decidió “librarme” de mi problema y, sin decirme nada, las cambió por un billete de 50 euros, que no tenía suelto para tabaco. Menos mal que, además de compañero era buen amigo… Ahora guardo mi tesoro en un cutre monedero de piel sintética con la cremallera rota.
¿Saben cuál es mi moneda de 2 euros favorita? La del Patio de los Leones de la Alhambra. Una gozada. Por eso me ha encantado lo de la emisión de billetes de 0 euros, que se venderán como souvenir al precio de… ¡2 euros! Y entre los que hay uno dedicado a la Alhambra.
Dicen que se agotan muy rápido y que la gente hace largas colas para conseguirlos (Leer AQUÍ). Mi pasión no llega a tanto, pero sí que cambiaría una de mis monedas “granadinas” por el billete en cuestión…
Jesús Lens