La de no echar pestes del año que se va es una lección que sí hemos aprendido. ¿Se acuerdan del año pasado por estas fechas? Las redes ardían con bromas, memes y chascarrillos en los que matábamos, cruelmente y con saña, al nefasto 2020 mientras celebrábamos con ansia y regusto la llegada de este 2021. ¿Y qué pasó?
Para empezar, los Reyes Magos nos trajeron la toma del Capitolio por una caterva de perturbados en lo que parecía una parodia de golpe de estado. ¡Y luego nos quejamos de que ‘No miren arriba’ es demasiado desmadrada! Siguió Filomena, que paralizó a medio país, por mucho que Madrid capitalizara toda la atención.
En Granada tuvimos aquellos terremotos que nos permitieron burlar los toques de queda, echándonos a la calle vestidos con batamanta y alpargatas y, antes del verano, Luis Salvador armó la gorda convirtiendo el Ayuntamiento en El Álamo.
Las sucesivas olas de calor, los incendios forestales de cuarta generación y las temperaturas extremas se ensañaron con el verano y, en otoño, reventó el volcán de la Palma. Súmenle el conato de colapso del tráfico internacional de mercancías, la subida desbocada de la luz, un IPC en imparable ascenso y el aumento de los costes de producción y las materias primas. Y junto a todo ello, las sucesivas olas de la covid, con sus terribles e inevitables consecuencias, que me ahorro detallar.
Así las cosas, y aunque estamos todos locos por despedir al jodido 2021 con una patada en el culo, no nos atrevemos a decirlo en alta voz, no sea que…
Por supuesto, no todo ha sido calamitoso a lo largo de este ejercicio que por fin se despide. Si la palabra de 2020 para FundéuRAE fue ‘confinamiento’, este año ha elegido ‘vacuna’. Si ahí no hay un relato, toda una parábola, yo ya no sé. Es un viaje en el tiempo en el que la ciencia ha mostrado todo su potencial, a pesar de los negacionistas y los antivacuna. Y es que hasta la palabra del año tiene su reverso tenebroso, un poderoso archienemigo, su propia némesis.
Para terminar esta última columna del año en clave positiva, traigo a colación las palabras más bonitas y emocionantes que hemos escuchado estas semanas. Las pronunciaron Yanisse y Paula, las niñas del colegio de San Ildefonso que cantaron el Gordo de la Lotería de Navidad. “Te quiero un montón, tía”. Y yo también a ustedes. ¡Feliz Año Nuevo!
Jesús Lens