Hoy toca volver a las calles. Da lo mismo que haga frío, que llueva, truene o que el tiempo amenace con dejarnos escarchados. Porque si hay algo que nos debería helar el corazón es la violencia machista que se ceba contra las mujeres, la violencia que las hiere, la mata y deja huérfanos a su devastador paso.
A comienzos de noviembre eran ya 50 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España. Es una cifra atroz, inasumible e insoportable y, de todas las excrecencias supuradas por la extrema derecha de nuestro país, lo de su ninguneo y desprecio por las políticas de erradicación de esta lacra resulta especialmente lacerante.
De ahí que el esperpéntico ‘Día Internacional del Hombre’, así, en letras mayúsculas, celebrado el 19 de noviembre en Churriana de la Vega a instancias del consistorio del PP, rsuponga una burla que va mucho más allá de lo anecdótico. Si el PP permite que las políticas más rancias de Vox le señalen el camino y le marquen la agenda, cavará su propia tumba. Recuerden: si podemos tener el original, en bruto y en crudo, ¿para qué queremos sucedáneos?
En el mismo sentido, craso error el de focalizar la marcha de hoy contra la violencia machista en Juana Rivas. Especialmente poco afortunado cuando, en La Zubia, una mujer de 40 años fue asesinada por su marido en octubre y el pasado año, terrible, Granada se situó a la cabeza de la lista nacional de asesinatos machistas con cinco crímenes.
Poner el acento, hoy, en un caso tan polémico como el de Juana Rivas es dar alas a los enemigos de la causa contra la violencia machista. Es dar argumentos a sus críticos. En el caso de Juana Rivas hay tantos intereses creados que se ha convertido en epítome del argumentario de la derecha más rancia.
Hoy no se trata de opinar o posicionarse sobre el caso de Juana Rivas. Hoy se celebra el Día contra la Violencia de Género y hay que salir a la calle, en masa, para gritar y proclamar nuestra repulsa frente a la violencia machista.
Jesús Lens