Un aguacate y dos mandarinas

Decíamos el lunes que nada mejor que un buen regalo diario, a nosotros mismos, para ayudarnos a sobrellevar estos días tan cuesta arriba. E insistíamos en que no tiene que ser nada caro o lujoso. Que lo importante es ser conscientes de la satisfacción que nos reporta.

Triple Cosecha Roja

Para predicar con el ejemplo, el pasado sábado me regalé… un aguacate. ¡Y cómo estaba, el joío! También es verdad que no era un aguacate cualquiera: lo compré en el Ecomercado que, cada primer sábado de mes, se instala en las inmediaciones del Palacio de Congresos. Y de ello hablo hoy en IDEAL.

 

¿Conocen el Ecomercado? Se trata de una iniciativa muy interesante que permite comprar fruta, verdura, queso o aceite ecológicos, producidos de la forma más natural posible, sin química, sin aditivos, colorantes, conservantes, etcétera. El pasado sábado, además, había un puesto de libros  instalado por la Biblioteca Social Hermanos Quero y otro de juguetes artesanales.

Yo fui parco en mi compra: unos aguacates, unos tomates cherry y un queso de cabra. De regalo, dos mandarinas. Pero había gente que se llevaba una completa y variada cesta de la compra, incluyendo hortalizas tan ajenas y exóticas para mí como los boniatos o… ¡las acelgas!

 

En cuanto llegué a casa, preparé uno de los aguacates, el más maduro. Lo rocié con un chorro de aceite Lucio, igualmente ecológico, y me concentré en saborear cada bocado. ¡Y vaya si lo disfruté!

Me gustó la experiencia del Ecomercado, un espacio sencillo, pero lleno de vida, en el que se concentran más barbas hipster y piercings por metro cuadrado que en un concierto de neocantautores contemporáneos.

 

Me gusta la idea, también, de que en Granada haya un lugar en el que comprar diferentes productos ecológicos, fruta y verdura con el sabor de antaño. Que si llego a probar las dos mandarinas que me regalaron antes de irme, me llevo tres quilos. ¡Cosa más portentosa, oigan, esas diminutas piezas de fruta!

 

Y, a los nostálgicos de los mercados de toda la vida, transmitirles una tranquilizadora información que sabrán apreciar en su justa medida. Porque en el Ecomercado también podrán encontrarse y codearse con una figura imprescindible: la de esa persona que hará lo posible -y lo imposible- por colarse y ser atendida antes que usted. Y es que hay costumbres que ¿afortunadamente? no cambian, ni entre las más posmodernas generaciones de nativos digitales.

 

Jesús Lens