Creo que podría ser un buen ejercicio: todos los días, tratemos de decir algo que no se espere de nosotros. Intentemos sorprender a nuestros interlocutores o despistar a nuestros seguidores y contactos en las redes sociales. Cada día, busquemos algo original con lo que descolocar al personal.
Puede parecer una boutade, pero no lo es. Ojo: no se trata de provocar por provocar, utilizando un lenguaje soez o insultante, que de eso ya vamos bien servidos, por desgracia, todos los días. Tampoco se trata de mentir, como los profesionales de cierta política. Ni de defender opiniones contrarias a las nuestras, con tal de confundir.
Se trata de un ejercicio creativo que nos obligue a salirnos de los caminos trillados por los que transitamos cada día en los diferentes órdenes de nuestra vida. Se trata de buscar algo diferente sobre lo que reflexionar, hablar, mostrar y comentar. De buscarle otra perspectiva a la realidad que nos preocupa. Un enfoque alternativo. Y todo ello con fin primordial: no aburrir al personal. Porque no existe nada más aburrido que la previsibilidad.
¿No les ocurre, saber de antemano qué van a opinar ciertas personas sobre ciertos temas… y no equivocarse jamás? Resultan tan previsibles que podríamos anticipar hasta el tono que emplearán y las expresiones que usarán para hablar sobre el veganismo, el animalismo, Rivera, Podemos, Florentino, Pedro Sánchez, Susana Díaz, Paco Cuenca, el Aquarius, Rubiales, la Monarquía o el Valle de los Caídos.
En ocasiones, la realidad nos da alguna sorpresa y la gente del entorno se queda un poco descolocada. Por ejemplo, con el proceso sucesorio del PP: esperábamos el duelo entre Cospedal y Soraya y, de momento, tres hombres están en boca de todos: Margallo, Casado y Feijoo. ¡Pero esto qué es!
En serio: tratemos de ser originales y huyamos de tópicos y lugares comunes. Aunque sea una vez al día. Si eres carnívoro, sorprende a la concurrencia con una suculenta ensalada. Si no te bajas del coche ni para dormir, déjate ver un día en el autobús. Si eres heavy, asómate por el Manuel de Falla una de estas noches. Si eres de camisa de manga larga, atrévete con una camiseta.
Y, a la hora de comentar la actualidad, lo mismo: no digas siempre justo lo que se espera que digas. El mensaje, así, pierde fuerza, credibilidad, impacto y capacidad de pegada.
Jesús Lens