Ayer jueves por la noche me hubiera gustado estar en Íllora, en el Parapanda Folk, que tocaban Fandila & Friends y el plan era envidiable. Sin embargo, no pude ir. La semana pasada también me hubiera gustado pasar por el Jazz en la Costa de Almuñécar, como tantas otras veces, pero también me resultó imposible. ¿Por qué? Porque estas dos semanas me he propuesto no hacer nada. Y lo estoy cumpliendo a rajatabla.
Instalado en La Chucha y vestido de bañador y camiseta, descalzo la mayor parte del tiempo, paso las horas leyendo bajo el sol, escribiendo a la sombra, nadando en el mar, trotando por la montaña, caminando por la orilla y yendo en bici por el periódico. Y ya. ¿Es eso “no hacer nada”? No, pero sí. Sí, aunque pueda parecer que no. ¿Suena raro? Un poco, la verdad. A ver si consigo explicarme.
El lunes pasado, al despertar con el arrullo de los cuclillos y las palomas y con el estridente chillido de alguna que otra gaviota, le eché mano al móvil y un mensaje me alertó de que durante la semana anterior había reducido su uso en más de un 70%. “¡Qué orgulloso estaría de mí la escritora y artista plástica Jenny Odell!”, pensé para mis adentros. Odell es la autora de un libro esencial, publicado hace unos meses por Ariel: ‘Cómo no hacer nada’, subtitulado con toda una declaración de principios: ‘Resistirse a la economía de la atención’. Paradoja: el libro se publicó en abril y lo tenía sobre la mesa de mi despacho desde entonces, pero no había sido capaz de sacar tiempo para leerlo… hasta ahora.
Leer un libro para ‘aprender’ a no hacer nada se hace raro. Ojo, que no se trata de un manual de autoayuda para enseñarnos a apagar el móvil. Aunque algo de eso tiene, es más una reflexión sobre la importancia de desconectar de lo virtual para prestarle más atención a lo real. Al aquí y al ahora. Al mundo que nos rodea.
Ni que decir tiene que, en bañador, estos mensajes calan mejor. Por eso me gusta, en verano, leer mucha ‘nature writing’ de la que presta atención a la naturaleza, además de relatos de viaje y ciencia ficción.
Otro día les hablo, largo y tendido, de ‘Cómo no hacer nada’. Ahora no tengo tiempo, que me esperan un libro, las gafas de sol y el mar calmo para hacerme a las aguas.
Jesús Lens