El tiempo, arte conceptual

¿Se acuerdan de la película “Airbag”, en la que un surrealista y desmadrado Manuel Manquiña no paraba de aludir al concepto, repitiendo sin parar lo importante que era? Pues yo, que soy de natural brutote, no puedo evitar acordarme de ellos, de Manquiña, de la gamberra Airbag y del concepto; cada vez que voy a una exposición de arte contemporáneo.

En el llamado arte conceptual, más que la materialización de una pieza, lo que importa es la idea, la intención del autor. Su intención. De ahí que el espectador medio, situado frente a una obra conceptual, no entienda nada, debiendo acudir a la cartela para saber qué demonios es aquello y qué pretende contarnos el autor a través de su inspiración.

 

Las explicaciones que acompañan a las piezas de arte conceptual suelen ser largas y prolijas, aludiendo a cuestiones filosóficas, poéticas, históricas, cósmicas o técnico-científicas que expliquen el sentido de la obra. Que es casi lo mismo que preguntarse por el sentido de la vida. En muchas ocasiones, por el “¿Qué hago yo aquí?”, pero esa es otra historia.

El caso es que ahora mismo hay una exposición de arte contemporáneo muy interesante, en la Madraza. Son solo cinco piezas. Pero cinco piezas muy curradas, tanto desde el punto de vista conceptual como desde su propia ejecución material. Se trata de las obras finalistas de la I edición del Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente.

Cinco piezas basadas en libres interpretaciones y deconstrucciones de la Alhambra, el monumento. Cinco piezas que, al concepto, a la idea, se les suma una ejecución artesanal muy bien terminada, que obligó a los artistas a trabajar mano a mano con diferentes artesanos de la madera, el metal, el vidrio y el barro.

Me parece una idea extraordinaria, la de esta convocatoria artística, poniendo a dialogar a los jóvenes artistas emergentes contemporáneos, rabiosamente modernos, con los artesanos que trabajan siguiendo las técnicas ancestrales de toda la vida. Una fórmula muy interesante, la de conectar el pasado con el futuro, a través del presente.

¿Y las obras? La ganadora, “Señas y Sonidos del Palacio Rojo” (leones/reyes/abencerrajes), de Jose Miguel Pereñíguez; que juega con la música a través de una monumental escultura, es extraordinaria. Pero permítanme destacar el aljibe deconstruido por Jacobo Castellano, que le concede toda su importancia al agua de la Alhambra.

Jesús Lens

Arte conceptual

Me gusta ir a museos. Incluidos los de Arte Contemporáneo. Y me gustan las salas de exposiciones y los centros culturales.

Y me gusta el arte conceptual.

Por ejemplo, me gusta cuando me sitúo ante una pieza, la miro, la vuelvo a mirar y pienso: “esto es una gilipollez”.

Luego leo la explicación que acompaña al título. Y ahí está. La idea. El concepto. Y ya tenemos muy dicho, con Manquiña, que lo importante es el concepto.

Armado con esa nueva y trascendente información, me vuelvo a situar frente a la pieza en cuestión.

Y, por lo general, pienso: “Esto sigue siendo una gilipollez”, claro. Pero queda el concepto.

Y lo importante.

 Artista conceptual

Jesús Lens

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No future

Me gusta Santiago Sierra. Me gusta su contundencia. Me gustan sus intervenciones. Ya lo proclamaba aquí, hablando de la funcional escultura que llegó a Venecia.

Ahora he visto esta otra intervención.

 Future

Radical.

 Future Sierra

Ígnea.

 Future NO

En Valencia. Donde tanto saben de fuegos, fallas y de lo efímero que es el arte. Casi tanto como la vida. Etérea. Como el futuro.

Ese No Future que cantaban los punkies, demostrando que, al final, tenían razón. Que eran unos adelantados a su época.

Jesús Lens entrando en combustión espontánea.

En Twitter: @Jesus_Lens