Ustedes saben que a mí, eso de los nacionalismos, del signo que sean, me provoca sarpullido. Que no lo entiendo. Que no va conmigo. Sin embargo, debo reconocer que la propuesta realizada por la Asamblea Nacional Andaluza (ANA), me seduce. Y mucho.
Que Ana sea precisamente el nombre que los meteorólogos le han dado al temporal que nos acosa estos días no es más que una feliz coincidencia, una metáfora sobre el terremoto emocional que la propuesta de la Asamblea Nacional ha provocado en mis poco sólidas certezas y en mis todavía menos inmutables convicciones.
Porque la cosa va de proclamar la independencia de la República Federal de Andalucía. Pero ojito a la Andalucía de la que hablamos: a las ocho provincias de nuestra actual autonomía habría que sumar la región de Murcia, el Algarve y Alentejo portugueses y el Rif marroquí. Hablamos, por tanto, de una auténtica reunificación en torno a la herencia cultural andaluza.
Reconozco que soy de ideas y apetitos básicos, pero la idea de formar parte de una nación que, al jamón serrano y al aceite de oliva, le sume el cuscús y la cataplana, me hace salivar de gusto. Y ser nacional de un país que lo mismo bebe vino tinto que verde o gris, me haría compatibilizar, sin remordimientos, la cerveza Alhambra con la Flag y la Sagres.
¿Y la de fusiones musicales que surgirían de la mezcla del flamenco y el amazigh bereber, por ejemplo? Mi querida novela negra también se vería beneficiada, que Tánger es tierra abonada al Noir. Lo que me hace pensar que no sé nada de novela negra portuguesa. ¿Ven? Esto de la Nación Andaluza transnacional no trae más que cosas buenas, abriéndonos la mente y fomentando nuestra curiosidad por saber.
Lo que no entiendo es por qué tendríamos que quedarnos en una Andalucía circunscrita a esos estrechos límites geográficos: dado que ANA declara la independencia a través de las redes sociales, deberíamos ser más imaginativos e integrar las Andalucías lejanas. Las de la cuenca del Níger, por ejemplo, que el Malí es andalusí. ¿Y qué me dicen de la cantidad de Granadas y Alhambras que hay por el mundo? ¿Y la huella andaluza en Florida o California, que Los Ángeles fue fundada por un tío de Jaén?
¡Madre mía! Y yo que pensaba que era inmune al virus nacionalista…
Jesús Lens