El AVE que sí cupo

No sé si están ustedes muy al tanto de los presupuestos generales del Estado, los apoyos cosechados por Rajoy y el llamado cupo vasco. Sin entrar en cifras, refrendos y cuantificaciones, quedémonos con un hecho: gracias al apoyo que el PNV brindará al PP, se ha cerrado el calendario para completar lo que los especialistas llaman la Y ferroviaria vasca, esto es, la conexión de las tres capitales vascas a través de la Alta Velocidad.

Una Y ferroviaria que incluye, por supuesto, la entrada soterrada del AVE a Bilbao y Vitoria. Con dos cojones y un palito. Figura que, a nada que lo pensemos, también tiene forma de Y.

 

¿Qué más podemos decir, a estas alturas, sobre el maldito AVE, el tren fantasma, la infame desconexión ferroviaria y la madre que los parió? Hace unos días, hablábamos de ello. ooooootra vez. En IDEAL. Aquí lo pueden leer. Porque lo último ha sido que RENFE tenga los santos rieles de usar la línea de Moreda, vetada a los viajeros convencionales, para traer a Granada al tan exquisito como inaccesible Expreso Al Ándalus, cuyos billetes oscilan entre los 1.800 y los 3.500 euros por pasajero y semana de viaje.

Intragable. Infumable. Indefendible. Vergonzoso y lamentable. ¿Cómo vamos a acortar, así, las cada vez más insalvables diferencias que ahondan la brecha entre las comunidades más ricas y las más pobres de España? Con esta aberrante desigualdad en las inversiones y en el gasto en infraestructura, los PIBs regionales siguen creciendo de forma desacompasada y es normal que, con el paso de los años, vascos y catalanes no quieran saber nada de extremeños y andaluces.

 

¿Cómo no van a crecer los sentimientos nacionalistas e, inmediatamente después, los xenófobos; cuando unas y otras regiones sufrimos este tipo de agravios tan vergonzantes? ¡Y luego hay quien se extraña de que crezcan los mal llamados populismos!

Es necesario que los representantes del PP granadino se manifiesten y se posicionen en el tema de la desconexión ferroviaria, la llegada del AVE, el soterramiento y la estación de Moneo. Que sí. Que sabemos que el PSOE también gobernó cuando tal y tal. Pero que estamos en 2017. Que hace dos años que no llega el tren a Granada. Que Vitoria, con 250.000 habitantes, va a tener su soterramiento. Que Rajoy lleva cinco años ejerciendo como Presidente del Gobierno y que esto es una tomadura de pelo que ya no se aguanta más.

 

Jesús Lens

 

 

 

 

 

Flopping

Este artículo de hoy enlaza con este otro, sobre la desafección con los políticos y las engorrosas elecciones…

Reggie Evans, jugador de baloncesto de los Brooklyn Nets acaba de hacerse acreedor del dudoso honor de ser el primer jugador en la historia de la NBA en ser sancionado por flopping. Cinco mil dólares le han caído, como sanción económica. Pero lo peor no es el dinero, sino el estigma. El estigma de ser un teatrero, un simulador que emplea tácticas torticeras en su juego, tratando de engañar a los árbitros para que señalen faltas al contrario.

¡Han disparado a Lebron!

El flopping es a la NBA lo que las tarjetas amarillas por simular un penalti son al fútbol. Solo que, desde esta temporada, al acabar los partidos, la NBA revisa las imágenes de televisión y sanciona a los simuladores con multas económicas, aunque consiguieran engañar a los árbitros sobre el parqué. Las sanciones son crecientes. Al primer flopping, el jugador debe pagar 5.000 dólares. Al segundo, 10.000. El tercero se sanciona con 15.000, el cuarto con 30.000 y, en el caso de que el jugador sea tan teatrero que busque el Oscar y siga simulando faltas, se le llegará a suspender.

Leo que un movimiento artístico anima a los ciudadanos a intervenir en espacios públicos faltos de uso para protestar por la desidia institucional. La cosa se ha dado en llamar desESPERANDO y la primera acción ha sido protagonizada por veinte personas que se han tendido sobre los raíles del metro, des-esperando por su no-paso.

 

La imagen es poderosa. Todos hemos visto películas en las que un personaje se tiende, cuán largo es, sobre la vía de un tren, cortándola con su cuerpo, esperando que llegue la locomotora y termine de una vez por todas con sus sufrimientos, miedos, angustias y zozobras. En el caso que nos ocupa, no hay miedo alguno, más allá de la posibilidad de rozarse con alguna ortiga crecida entre los raíles. Ya que al metro, como al AVE, de momento, no se le espera.

Y sin embargo, en las últimas semanas han aparecido en prensa varios artículos de notables políticos de nuestra tierra, hablando del AVE. No los he leído, claro. ¿Para qué? Para perder el tiempo hay otras mil fórmulas mucho menos aburridas. Sin embargo, se me ocurre una maldad: dado que las arcas públicas están tirando a tiesas, ¿por qué no planteamos una especie de flopping político y se sanciona, económicamente, a esos políticos especialistas en hacer teatro en sus ruedas de prensa, sus artículos y sus vanas y efímeras promesas electorales y electoralistas?

Alguien voló sobre el nido del AVE

Dado que el descrédito ya se lo han ganado a pulso, si quieren que la mayoría de la gente vuelva a hacerles caso, los políticos deberían empezar a responsabilizarse de sus palabras, escritos, alocuciones, promesas y compromisos. Por un plazo retrasado, 5.000 euros. Por una obra no ejecutada, 10.000. Por un pacto antitransfuguismo incumplido, 15.000. Y, por supuesto, ya que estamos en clave deportiva y yanqui: al tercer strike… ¡eliminado!

Jesús Lens

Veamos los 3 de enero de 2009, 2010, 2011 y 2012

GRANADA ONÍRICA Y SURREAL

La columna de hoy de IDEAL, en clave fantasmagórica.

 

¿Recuerdan al niño de «El sexto sentido»? Pues uno, a veces, cuando se despierta por la mañana y lee la prensa o escucha la radio, también siente que está rodeado de muertos, zombies, pesadillas, proyectos imposibles e ideas quiméricas. 

 

Por ejemplo, no sé si les pasó a ustedes, al ver la fotografía que publicó IDEAL el 17 de marzo, cuyo pie rezaba así: «Eva Fernández posa en una desconocida zona del Palacio de Congresos, la que sirve de anfiteatro en la terraza.»

 

¿Aquello era real o era ficción? ¿Estaba flipando? Y la foto era realmente espectacular. Por lo visto, se trata de un espacio abierto con un aforo de 1.300 plazas, sobre el que la nueva responsable del Palacio dice lo siguiente: «queremos potenciar el auditorio al aire libre que hay en la parte superior del edificio, que muy poca gente conoce.»

 

Y tanto. No sé ustedes, pero yo ni idea tenía, oigan. Y mira que he ido veces al Palacio de Congresos, sea a conciertos, charlas, reuniones, eventos, etcétera. ¡Con lo que hemos rajado de la mala acústica de un recinto absolutamente inapropiado para ver a un Goran Bregovic, por ejemplo, que en esa terraza podría haber sonado de fábula!

 

Pero Granada tiene esas cosas. Como lo de la fastuosa cámara acorazada del edificio del Banco de España que IDEAL nos mostraba el domingo, con todo lujo de detalles. Más de cinco años lleva cerrado el emblemático edificio. ¿Desde cuándo estamos oyendo hablar de la Escuela de Fiscales? ¿Se acuerdan de la polémica acerca del Museo de la Ciudad? Y, la pregunta definitiva, esas cajas fuertes… ¿se usarán para encerrar a los futuros fiscales que no den la talla en la Escuela? Incomprensible.

 

O lo de los quince años que se tardará en la construcción del futuro Espacio Escénico de Granada del que, una vez presentado el proyecto, nada más se sabe. O las gratuitas, innecesarias y áridas críticas de Arenas, el eterno perdedor, a la ministra Álvarez, que estuvo de lo más sensata al anunciar que el ilusionante proyecto de Moneo para la estación del AVE granadino dialogará con la Alhambra y el Generalife.

 

La pobre Maleni, cuando habla en andalú descarnado, se gana las mofas y rechuflas del PP catalán. Y cuando utiliza un lenguaje poético, sonoro y cargado de luminosas imágenes, al estilo del Valdano de antaño; se lleva las reprimendas del PP del terruño. Al final, hasta le vamos a coger cariño, y todo. Sobre todo, si consigue que la Autovía de la Costa esté terminada dentro de veinte o veinticinco años de nada.

 

En fin. Algunas mañanas, uno se topa con la dimensión onírica de una Granada surrealista, desconocida, hermética y hasta pesadillesca. No sé si nos los merecemos. O si son reflejo de la sociedad que los elige. Pero ¿no tienen la sensación de que nuestros rectores son únicos para generar problemas, discusiones, broncas y desastres acerca de cualquier proyecto o idea que se plantea en alta voz?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros

GRANADA: DESTINO IMPOSIBLE

Debutamos en la sección Puerta Real, de IDEAL. Año nuevo, etapa nueva. Espero que las columnas del sigan gustando e interesando.

 

Lo malo no es, a la vuelta de un lejano viaje a Damasco y Beirut, tener que coger dos aviones y hacer escala en el aeropuerto de Estambul. Lo realmente ingrato es, una vez aterrizado en Barajas, tener que bajar hasta Granada, apenas quinientos kilómetros que uno, la verdad, no sabe cómo afrontar.

 

La primera intención es, por supuesto, coger un avión. Pero las tarifas y los precios de Iberia no es que animen a ello, precisamente. Máxime porque bien sabemos que una de las costumbres más arraigadas de dicha compañía, como si de una perpetua broma pesada se tratara, es suspender sistemáticamente los vuelos entre Madrid y Granada. O diferirlos. O hacerlos bien sufridos, llevando al pasaje hasta Málaga para luego traerlo en autobús, después de una espera infamante.

 

Resulta llamativo que, al final, sea mucho más largo el pomposo nombre de «Aeropuerto Internacional Federico García Lorca de Granada y Jaén» que la lista de vuelos que operan con la capital nazarí, tras la cancelación de las conexiones británicas, parisinas e italianas que se vendieron a bombo y platillo.

 

Descartado el avión, pues, nos quedaría el tren. El tren de toda la vida, claro, que el AVE no vuela hasta Granada. El problema del tren es doble: el trayecto dura muchas horas y RENFE adolece de una escasísima frecuencia horaria, con lo que difícilmente te arriesgas a que un retraso de los habituales en Barajas te deje tirado en Madrid, cansado y ojeroso, al regresar de un viaje por tierras lejanas.

 

Y queda, por fin, el socorrido autobús. La Alsina, vendida primero a Alsa, que luego fue Continental y ahora pertenece a una multinacional británica. Lo bueno del bus es que es relativamente barato y los hay casi a todas las horas del día. Hay que pasar, eso sí, por esa auténtica Corte de los Milagros que es la Estación Sur de Autobuses, donde he llegado a ver a un sujeto tumbado, inconsciente, en su puerta y a los transeúntes pasando por encima de su cuerpo tendido, sin concederle la más mínima importancia.

 

El pasado lunes, pues, cogí el autobús para bajar a Granada, tras volver de Damasco. Y me encontré con una desagradable sorpresa que nos retrotrae al abismo de los tiempos: resulta que los dueños de la franquicia transportista, por aquello del ahorro de costes, no pagan la licencia preceptiva para proyectar películas en el autobús, con lo que los pasajeros nos vimos obligados a soportar, durante más de cinco horas, la Cadena Dial y el Canal Fiesta Radio.

 

¿Qué pecado hemos cometido, los granadinos, para tener que escuchar seis o siete veces al Melendi en una misma tarde? En serio, bien entrado el siglo XXI ¿puede alguien explicar por qué sigue estando Granada situada, exacta y literalmente, en el culo del mundo?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

TIEMPOS INTERESANTES

La columna de hoy viernes en IDEAL, para la reflexión.

 

Hace unos días discutía con un amigo acerca de si la célebre maldición china, «Te deseo que vivas tiempos interesantes», es efectivamente una maldición o, por contra, debería considerarse como una bendición cargada de buenos augurios.

 

Vaya por delante que mi interlocutor es periodista y que para él, lógicamente, los tiempos interesantes le dan vida a su profesión y convierten su trabajo diario en algo vivo y excitante, cargado de lógica y sentido. Pero, ¿y para el resto de ciudadanos? Fijémonos en la economía española, por ejemplo, que creció de forma sostenida y constante durante una pila de años, sin dar un ruido. Disminuía el paro, la inflación estaba controlada, las empresas conseguían crecimientos anuales de dos dígitos y no había flagrantes casos de corrupción que nos indigestasen el café mañanero. Un aburrimiento, vamos.

 

Sin embargo, todo 2008 ha sido económicamente interesantísimo y apasionante, hasta el punto de que si te despertabas una mañana y no había quebrado un gran banco era como si le faltara algo al día. Es cierto que millones de personas se han ido al paro y miles de empresas y comercios se han visto obligados a echar el cierre. Es verdad que la morosidad está disparada y que la crisis nos tiene a todos tiritando, pero ¿y lo privilegiados que estamos siendo al asistir al hundimiento y refundación del capitalismo, consista ello en lo que consista?

 

O el fútbol, por ejemplo. ¿Habrá algo más aburrido, informativamente hablando, que el Barça de Guardiola? Un equipo que se limita a jugar bien y, como consecuencia, a ganar un partido detrás de otro. Sin estridencias. Sin ruidos. Sin lesiones, siquiera. Un peñazo, vamos. Porque lo interesante es lo del Madrid, con el culebrón Ronaldo, el mercado de fichajes para reforzar todas sus líneas, un presidente en permanente entredicho, entrenadores cesados y jugadores en pie de guerra, proporcionando titulares, un día tras otro.

 

Y si hablamos sobre cuestiones domésticas y más cercanas, ¿se imaginan la sosería, de haber tenido autovía y AVE a tiempo, como van teniendo en el resto de España? ¿No es mucho más interesante y enriquecedor el debate que mantienen los políticos de una y otra orilla con respecto a quién ha sido más penosamente chapucero en la cuestión de las infraestructuras granadinas? ¿Se imaginan un solo Granada F.C. en vez de tres equipos locales, siempre a la gresca?

 

Reconozcámoslo. El año 2008 ha sido de lo más apasionante, movido y turbulento. ¡Si hasta los cimientos del sistema, tal y como lo conocemos, han estado a punto de quebrar! Así las cosas, y ante ese 2009 que ya amenaza con venírsenos encima, les planteo una duda razonable: ¿preferirían que salga un año tan inquietantemente interesante y proceloso como el 2008 o, por contra, firmarían un soso, aburrido e intrascendente puñado de meses que se sucedieran uno tras o otro, sin dejar memoria alguna en los anales de la historia?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.