Ni que decir tiene que Pedro Sánchez no va a gozar del beneplácito de los famosos 100 días desde que, llegado al gobierno, se le empiecen a exigir resultados. Ni 50. Ni un mes. Es que ni 10 días mal contados, que ya hay memes que se muestran cansados de su eterno gobierno y regionalistas de la Andalucía Oriental exigiéndole la reconexión ferroviaria por Moreda y el AVE soterrado. ¡Y sin tener un ministro contra el que enfrentarse y al que acusar de desidia y desinterés por Granada, oigan!
Es normal, por otra parte. La legislatura de Sánchez se prevé tan breve -la ruptura de España por culpa de la Falla de San Jordi, la desestabilización provocada por el terremoto los mercados, la explosiva bulimia de la Prima de Riesgo, el Apocalipsis Zombi…- que más le vale apurarse y empezar a hacer cosas. Que la subida de un 3% del IBEX-35 tras dos días de Gobierno Frankenstein es un sibilino engaño, una artera añagaza, un truco ventajista para que nos confiemos, antes de que Maduro y algún Ayatollah iraní se hagan con Economía y Asuntos Sociales. Y Rufián con Exteriores. ¡Ah no, que Rufián ya ha tildado de vergüenza que sea Borrell!
La gran perrería para Sánchez va a ser lo del PP toqueteando los presupuestos en el Senado. Más que nada porque, al nuevo gobierno del PSOE, tirar del 2018 con los presupuestos de Rajoy le venía de fábula: las reclamaciones por la inacción, al maestro armero. Que, en este caso, es bicéfalo: Montoro por hacer los presupuestos y Rivera por obligar a Sánchez a depender del PNV.
Sin embargo, si el PP empieza por toquetear sus propias cuentas, todos los demás partidos se van a sentir legitimados para tratar de meterles mano y, de aquí nada, veremos a gente muy poco reivindicativa hasta la fecha exigir a voz en grito el AVE para antes del verano, su entrada soterrada para septiembre, las canalizaciones de Rules para otoño y el Gran Espacio Escénico para disfrutar del Mesías, en Navidad.
Metro para toda el área metropolitana en enero, el parque periurbano de la Vega en febrero, espigones en las playas para Semana Santa, el teleférico para la Sierra -con parada en la Alhambra- para el verano, cien conexiones aéreas transoceánicas en el aeropuerto y, en Pitres, Puerto de Mar.
Jesús Lens