La estadística vuelve a acreditar que España es tierra de bares, paraíso de las barras y terreno abonado para las terracitas de verano, que no hay otro país en el mundo con ratio semejante: 1 bar por cada 175 personas. Ahora nos toca esperar el desglose por provincias, que Granada siempre aparece muy bien retratada en esta estadística, hasta el punto de que, en 2008, la capital nazarí salía a 1 bar por cada 92 granadinos.
Habrá quien considere este dato como algo negativo, pernicioso o alarmante. Que si hiciéramos la comparativa con la ratio entre españoles por médico o por profesor, por ejemplo, podríamos llevarnos un buen susto.
Para mí, sin embargo, esta noticia no es sino la constatación de una tesis muy personal: los grandes elementos vertebradores y cohesionadores de la sociedad española en estos años de crisis han sido la familia… y los bares.
Según las últimas estadísticas, un 28,6% de los españoles está en riesgo de pobreza y de exclusión social. Y eso que, según los datos macroeconómicos y el discurso del gobierno, lo peor de la crisis ha quedado atrás.
¿Cómo se explica que, con más de un cuarto de la población española al borde del precipicio, aquí no pase nada? Por una parte, están el apoyo familiar y el arraigo social, el célebre donde comen cuatro, comen cinco.
Pero no solo de pan vive el hombre. Y ahí es donde entra el bar. Ese bar de toda la vida. El de la esquina de al lado de casa. Ese bar en el que te conocen como si te hubieran parido y en el que nada más verte entrar por la puerta, ya saben si estás de buen humor o has tenido un día perro.
El bar como refugio ante las inclemencias de unos tiempos duros y complicados. La barra como puerto en días de tempestad. La banqueta como ancla, cuando todo se tambalea. Y están los camareros, por supuesto. ¿Podríamos cuantificar el ahorro que un buen profesional de la hostelería supone a las cuentas de la Seguridad Social? Lo que se ahorra en psicólogos y en fármacos la gente que tiene la suerte de conocer a buen camarero…
Un bar por cada 175 españoles. A buen seguro que, ahora mismo, el amable lector está pensando en uno… o en un par de ellos.
Jesús Lens