Cuando el Mercurio es Oro Noir

El Mercurio es un extraño elemento químico que, con el símbolo Hg y número atómico 80, nos sorprendía enormemente en clase de ciencias naturales. En la literatura antigua se describía al mercurio como plata líquida y en el siglo XXI, para quienes nos tomamos la Vida en Serie, es auténtica plata de ley.

Porque Jed Mercurio es el creador y guionista de unos de los mejores policiales de los últimos tiempos: “Line of Duty”, expresión que se traduce como “Cumplimiento del deber”, pero ya saben ustedes que la tendencia es, de un tiempo a esta parte, a respetar los títulos originales de series y películas, otro incentivo más para aprender idiomas…

 

Si no han empezado a ver esta serie y yo les digo que “Line of Duty” tiene tres temporadas estrenadas en España, que la cuarta se acaba de emitir en la BBC1 del Reino Unido, que hay una quinta temporada comprometida y una más que probable sexta entrega en el horizonte; ustedes podrían desistir, al no estar dispuestos a invertir un desmesurado puñado de horas en ponerse al día con esta serie. ¿Será por estrenos de primeras temporadas?

Pero déjenme que les diga que… ¡se equivocarían! En primer lugar, porque estamos ante uno de los más intensos y vívidos procedurales de la televisión contemporánea. Y de la de todos los tiempos, como la enorme cantidad de premios y distinciones que atesorada “Line of Duty” dan fe. Considerada como una de las mejores series de la historia de la BBC, cada una de sus temporadas ha sido un arrollador éxito de audiencia en el Reino Unido.

 

Pero es que, además, cada temporada de la serie consta únicamente de seis episodios. Intensos, adrenalínicos y espídicos episodios de una hora de duración. Pero solo seis por temporada, detalle que convierte el visionado de “Line of Duty” en una ansiosa lucha contra ti mismo… para no verla entera del tirón, como si fuera una película larga.

Y les aseguro que cuesta. Cuesta trabajo dejar de ver el siguiente episodio, una vez que estás metido en faena. ¡Es lo que tienen los adictivos guiones de Mercurio!

 

Los protagonistas de la serie son tres agentes de policía adscritos a la unidad AC12, esto es, la Unidad Anticorrupción. Y su trabajo es, lógicamente, detectar a los policías corruptos que hay en el cuerpo, investigarlos y conseguir pruebas contra ellos. Para ello, han de infiltrarse en las unidades en que actúan los sospechosos. Y, ni que decir tiene, su trabajo no es nada de fácil. Ni de agradecido. Que ser la policía de la policía y cuestionar los métodos y las actuaciones de sus compañeros les convierte en tipos incómodos. Por decirlo suavemente.

 

Les decía antes que estamos ante uno de los grandes procedurales de la historia de la televisión. Que el palabro, procedural, es feo. Pero resulta muy ilustrativo de qué queremos decir: aunque en “Line of Duty” hay secuencias de acción vertiginosas, lo mejor de la serie viene dado por la minuciosa recreación del procedimiento investigador, con especial énfasis en los interrogatorios en que los protagonistas muestran pruebas, documentos, grabaciones, registros y fotografías a los investigados.

Unas veces, tratan de determinar si su actuación fue correcta o no, sencillamente. En otras ocasiones, sin embargo, se trata de pillarles en flagrante contradicción o incriminadora mentira. De ahí que haya interrogatorios que, gracias a la pericia de los interrogadores, queden elevados a la categoría de una de las Bellas Artes. O que se conviertan en auténticos duelos dialécticos y desafíos de lógica deductiva que dejan extenuados a todos los participantes, incluyendo al espectador; generando momentos de tensión inenarrable.

 

Ese es el gran logro de Mercurio: haber elevado el interrogatorio a una dimensión superior, convirtiéndolo casi en un género en sí mismo. Y eso que el showrunner de “Line of Duty” nada tiene que ver con la policía: hablamos de un médico que se apuntó a un curso de aviación militar con la RAF para convertirse en doctor de altos vuelos y que un buen día respondió a un anuncio de la BBC en que se pedía asesoramiento para una serie de temática hospitalaria.

 

Fue seleccionado y trabajó en “Cardiac arrest” entre los años 1994 a 1996, generando una fuerte polémica por la visión desmitificadora que dio de la vida de los hospitales. Que fuera seleccionada por los médicos británicos como la serie más realista jamás filmada sobre su gremio hizo que el nombre de Mercurio empezara a cotizarse alto.

Mercurio aprovechó para escribir una novela, “Bodies”, sobre dos hermanos ginecólogos que trabajan en un mismo hospital. Él mismo se encargó de adaptarla al formato televisivo y su emisión, entre 2004 y 2006 fue otro gran éxito, haciéndose acreedora de varios galardones.

Su segunda novela, “Ascent”, fue un hit de ventas en la que Mercurio cambió radicalmente de tema para contar la historia de la hipotética llegada de los rusos a la luna, antes de que lo hubieran hecho los yanquis. Y, por fin, “Un adulto americano”, publicada en España por Anagrama y en la que el autor hace una divertida y ácida sátira sobre las urgencias sexuales del presidente Kennedy, quien sostenía que si pasaba más de tres días sin mantener relaciones sexuales, le asaltaban unas letales migrañas que le dejaban completamente impedido.

¿Es o no es un tipo interesante, este Mercurio? Pues ya saben. Si les gustan las historias policíacas con haz y envés, con luces y sombras, con héroes que se convierten en villanos y villanos que se redimen hasta convertirse en héroes, “Line of Duty” es su serie.

 

Jesús Lens

BBC Parte dos. Black Mirror

Hablábamos aquí de las buenas series que nos está trayendo la BBC. Lo mejor de este año, para mi gusto, es esta «Black Mirror» que comentamos ahora y que estrena Cuatro en abierto. ¡Favor de verla y comentarla!

Mucho más sorpresiva, inquietante y anticipatoria fue la radical “Black Mirror”, tres episodios de hora y media de duración, independientes entre sí, pero unidos por el nexo de presentar una distopía sobre la hipotética sociedad británica (y global) del futuro más inmediato.

El primer episodio arranca con el secuestro de una de las más queridas, admiradas y reverenciadas mujeres de la Familia Real Británica. Una de esas jovencitas modernas y comprometidas cuyos índices de popularidad eran altísimos entre sus conciudadanos. Lo curioso del caso es que los secuestradores no piden un rescate al uso, sino que exigen que el Primer Ministro británico comparezca, en riguroso vivo y directo frente a la televisión… para copular, en primera persona y en idéntico vivo y directo… con un cerdo.

A partir de ahí, el caos. Y la (decreciente) influencia de los medios de comunicación en la sociedad. Y la (creciente) importancia de las redes sociales e Internet como vehículos para la transmisión inmediata de información, datos y opiniones y, sobre todo, para tomar el pulso a lo que la gente piensa, quiere y opina en cada momento.

De los tres episodios de “Black Mirror”, el primero es el más impactante y se puede ver como una película independiente dado que ni el argumento ni los personajes vuelven a aparecer en los siguientes. Un episodio de visión obligatoria para periodistas y cualquier persona con interés por la comunicación de un futuro que, nos gustará más o menos, pero que ya es presente.

El segundo episodio es muy, pero que muy angustioso; con una lectura extrema de la telerrealidad y los concursos de aspirantes a Estrella; la gente pedaleando para conseguir puntos y alimentos y la denuncia de una sociedad banal, estratificada, aborregada, abúlica y repugnante.

Y el tercero, igualmente angustioso, nos muestra cómo sería nuestra vida si nuestra memoria fuera perfecta y tuviéramos acceso ilimitado a repasar, ver y proyectar cada uno de los segundos que componen los minutos que componen las horas que suman los 365 días de cada año. 366 si es bisiesto.

Series diferentes entre sí y diferentes a las habituales tramas históricas o a las comedias de situación. Series anticipatorias y especulativas. Ciencia ficción y terror muy apegados a la realidad. Espléndidos guiones, repartos magistrales con actores desconocidos y una capacidad de observación y análisis de la realidad circundante que elevan a las novísimas series producidas por la BBC a lo más alto de la Edad Dorada de la Televisión universal.

Jesús Lens

Veamos ahora más aPostados. Los 26 anteriores de este intenso agosto, desde aquí.

Y, también, veamos qué blogueamos los 27 de agosto de 2008, 2009, 2010 y 2011

BBC. Parte I

Además de ser un acrónimo muy utilizado entre los profesionales del vídeo y la fotografía (Bodas, Bautizos y Comuniones), la BBC pasa por ser una televisión modélica, famosa por sus rigurosos e independientes programas informativos y por haber producido muchas de las series icónicas que han contribuido a fijar en nuestras retinas la esencial forma de ser, conducirse y comportarse de los hijos de la Gran Bretaña.

De un tiempo a esta parte, la BBC también está detrás de series de rabiosa actualidad, de terror y ciencia ficción especulativa sobre el destino y la deriva de nuestras sociedades. Series de una factura impecable, técnicamente perfectas, que hacen la competencia a las mismísimas HBO y AMC norteamericanas.

Algunas de sus características fundamentales de las Series BBC:

– Repartos corales encabezados por actores jóvenes, pero sobradamente desconocidos. Y profesionales. Muy profesionales.

– Episodios largos. En algunos casos, de hora y media de duración, aquellos famosos noventa minutos que contribuyeron a hacer grande la industria de Hollywood.

– Temporadas cortas. Incluso ultracortas. Cortísimas. Como, por ejemplo, temporadas de tres episodios, sin ir más lejos.

Veamos algunos ejemplos concretos de estas Series BBC que tan buenos ratos nos están dando. La primera y más conocida, que saltó de los canales especializados y por satélite a los generalistas fue “Sherlock”, una actualización del personaje de Conan Doyle, que vive y resuelve sus casos en el Londres del siglo XXI, ayudado por un Watson, veterano de las guerras de Oriente Medio y que gestiona un Blog en que va contando los casos que resuelven él y su impertinente y genial amigo. Aparecen Adler, el policía amigo y admirador de Sherlock y, por supuesto, su némesis y archivillano, Moriarty. Guiones densos y prolijos, réplicas y contrarréplicas espetadas a la velocidad del rayo, móviles de última generación y el Ojo de Londres formando parte del skyline de la capital inglesa, pero siempre manteniendo vivo y vigente el espíritu, el ambiente y el aroma originales de las tramas y los personajes.

Una de terror, zombis y ciencia ficción de lo más entretenido es “The fades”, con protagonistas postadolescentes, enamoradizos, freaks y raritos que se enfrentan a seres maléficos, espectros y muertos no migrados con ansia de venganza y regeneración. Una serie corta repleta de asco y de humor en la que nadie es tan bueno (o tan malo) como aparenta. Porque todos, a fin de cuentas, tienen sus razones. Una serie que también insiste en lo complicado que debe ser tener poderes paranormales y sobrenaturales. Ser un Elegido, a fin de cuentas, no es una elección individual, sino una imposición de un destino caprichoso y, a veces, muy cachondo.

Continuará.

Jesús Lens

¿Vemos los anteriores 25 aPostados, ya, de este agosto que toca a su fin?

¿Y en 2008, 2009, 2010 y 2011? ¿Qué bloqueamos tal día como hoy?

HOUSE OF SADDAM

«Reconozco a un traidor antes que él mismo»

 

Saddam Hussein.

 

El sueño compartido de la HBO y la BBC provoca obras maestras.

 

Lógicamente.

 

Porque ambas son las dos cadenas televisivas más respetadas en cuestión de series, aunando el máximo talento por metro cuadrado que hay ahora mismo en el universo audiovisual. Cine incluido, por supuesto.

 

Comienza el nuevo y esperadísimo estreno compartido por ambas cadenas, «House of Saddam», con el anuncio de George Bush Jr. en televisión del inminente ataque de sus tropas a Irak. Los espectadores: Sadam Hussein y su familia. Mientras las mujeres se afanan por ponerse a salvo, Saddam habla con su hijo Uday y le dice que ellos no huirán de Irak. Que ellos se quedarán hasta ver derrotados a los americanos.

 

De inmediato, la acción retrocede a 1979. Es la fiesta de cumpleaños de una de las hijas de Saddam, a la sazón, vicepresidente de Irak. Los hombres están viendo a Jomeini en la televisión, dentro de un cuarto cerrado, mientras la fiesta, el jolgorio y el jaleo se desarrollan fuera.

 

¿Cómo no evocar el arranque de «El Padrino», la obra maestra de Coppola en que se contaba la historia de otra terrible y sanguinaria saga familiar, en aquel caso, los Corleone?

 

A partir de ahí, la historia coge un ritmo vertiginoso, para ir contando la tremenda biografía de Saddam, su paranoia, su relación con su madre, con sus hermanos putativos, su esposa y la cohorte de consejeros, amigos, familiares y colaboradores que le rodean. Y, a la vez, la capacidad de jugar con los niños, bromear y ser simpático, cariñoso y agradable. El lado íntimo del monstruo.

 

De entre los grandes momentos del primer episodio destacaría dos: el de la purga entre los correligionarios del partido Baaz que lleva a cabo Saddam, al modo de una siniestra caza de brujas en la que todos sus partidarios se ven obligados a mancharse las manos de sangre, para ser cómplices del golpe de estado ejecutado y, sobre todo, el del asesinato de su mejor amigo, consejero y más íntimo colaborador. Cuando su esposa le pide explicaciones, el iluminado líder ni miente ni busca cualquier tipo de justificación. Sólo se despacha con una de las frases más terribles que se han oído jamás en una pantalla:

 

  •  «Hice lo que era necesario hacer. El hombre que es capaz de sacrificar a su mejor amigo es un hombre sin flaqueza. A los ojos de mis enemigos, ahora soy más fuerte.»

 

Y, por supuesto, el casting, uno de los grandes aciertos de la serie, siempre punto fuerte de las producciones HBO & BBC. Como el diseño de producción y las localizaciones, con esas vistas de Bagdad, bañada por la luz de una inmensa puesta de sol sobre el Tigris.

 

No sé cómo irán los siguientes tres episodios de esta intensa miniserie, pero si la HBO ya nos deslumbró con la genial reconstrucción de la II Guerra de Irak en la monumental «Generation kill» de la que tan bien hablamos en ESTA ENTRADA, parece que con «House os Saddam» han vuelto a dar de lleno en el clavo. Personalmente, y como dice Boyero en ESTE VÍDEO, ya tengo mogollón de ganas de que llegue el próximo miércoles, para seguir disfrutando de esta estupenda serie.

 

Jesús Lens, más teleadicto que nunca.