Hoy publico este artículo en IDEAL. ¿Celebramos este Black Friday comprando libros y/o visitando librerías?
Coincido con Elvira Lindo en que no es lo mismo ser un vendedor de libros que un librero. Ser librero implica más, mucho más que subir y bajar volúmenes de los anaqueles y despacharlos desde detrás de un mostrador. Ser librero supone conocer el producto que tienes entre manos para, de esa manera, estar en condiciones de ofrecer a cada cliente lo que pueda necesitar, gustar e interesar.
Cuando un lector se decide por un libro, se apresta a pasar varias horas en su compañía y, por tanto, la elección no es baladí. Es responsabilidad del librero aconsejar, proponer, ofrecer y dirigir a la persona que, indecisa, busca un título para leer. Por eso, además de conocer el género, el verdadero librero tiene que tener dotes psicológicas para saber si toca recomendar un dramón, una novela de aventuras, una historia cómica o unos versos descarnados; una historia de zombis o una de vampiros; una utopía o una distopía.
El librero, como el médico o el maestro, es una persona de confianza que, a través de las lecturas de sus clientes, empieza por descubrirlos, aprende a conocerlos y, después, cuando ya son amigos; les descubre nuevos horizontes lectores y diferentes joyas y tesoros bibliográficos.
Porque hay personas que saben lo que quieren y que van a tiro fijo, cuando entran en una librería. Pero si son buenos lectores, además de llevarse lo que iban buscando, husmearán entre las mesas de las novedades. Además, si tienen tiempo, se aplicarán con el fondo editorial que toda buena librería atesora. Pero, sobre todo, siempre sacarán unos minutos para charlar con el librero que, a buen seguro, le tiene reservada alguna sorpresa.
Y es que no hay nada más placentero, para un lector, que descubrir un libro del que no tenía referencias o a un autor que, hasta ese momento, le era completamente desconocido. Adentrarse en uno de esos libros es emprender una travesía por mares ignotos, sin brújula ni mapa que te señale el camino.
Por muchos suplementos literarios que leamos, por muchas revistas de libros a las que estemos suscritos y programas culturales que escuchemos o veamos (si es que queda alguno en parrilla), el mejor amigo de un lector siempre será un buen librero.
Hoy se celebra el Día de las Librerías. ¿Hace cuánto que no pisas una? ¡Animémonos! ¡Vámonos de librerías con el mismo espíritu con que nos vamos de bares! Un espíritu alegre y festivo que, hoy, los libreros hacen descuento. Y si no tenemos presupuesto para comprar una novedad en tapa dura y lujosa edición, ¡hagámonos con una edición en rústica o en bolsillo!
Y si alguien me pidiera un consejo sobre qué leer, yo aconsejaría el “Amarillo” de Canales y Guarnido, el recién publicado “Afilado como un blues a medianoche”, de Javier Márquez y la segunda novela de Rafael Sarmentero: “Malasaña Chai Tea”.
Lo dicho. ¡Nos vemos en las librerías!
Jesús Lens
En Twitter: @Jesus_Lens