¿No es bonita la palabra? Misteriosa. Y si unimos ese adjetivo a la Alhambra, su capacidad de evocación sube muchos enteros. El castillo encaramado en lo alto de la colina, los palacios escondidos, el rumor quedo del agua, Sierra Nevada como centinela… ¡Cómo no iban a caer rendidos los viajeros románticos a sus encantos, cuando llegaban a Granada tras agotadoras jornadas de viaje repletas de aventuras y sobresaltos!
La nueva gerencia de la Alhambra, en pleno siglo XXI, en la edad de las redes sociales y la comunicación instantánea, ha decidido actualizar el concepto y, de un tiempo a esta parte, todo es misterioso en torno a su gestión. Como si de potenciar las visitas nocturnas al monumento se tratara, el oscurantismo se ha apoderado de los despachos nazaríes.
El último ejemplo, lo de Bono. Resulta sonrojante ver fotos del líder de U2 en el Instagram de la banda, haciéndose arrumacos en uno de los miradores de la Alhambra y aludiendo al romance de la luna, mientras que el Patronato no puede confirmar que estuviera allí. Menudo mal trago, tener que tragarse ese sapo.
Uno de los tópicos más habituales sobre la Alhambra es que se gestiona desde Sevilla. No me gusta esa salmodia, lo reconozco. Pero cuando lees que el alcalde de Granada y el delegado de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía se han enterado de la presencia de Bono en la Alhambra por la prensa, como en los viejos tiempos, no queda más remedio que preguntarte: ¿Perdona? ¿Cómo dice? ¿Me está usted hablando en serio o se ríe de mí?
Cuando ocurren cosas como esta, al margen del bochornoso ninguneo institucional, me siento personalmente insultado, como granadino. ¿Por qué no se informó a Francisco Cuenca y a Guillermo Quero de la presencia de Bono en Granada? La Alhambra, quizá sea necesario recordarlo, está en Granada. Gra-na-da. ¿Temían que se fueran de la lengua, el alcalde y el delegado? ¿En estos jueguecitos están? ¡Y eso que son todos compañeros de partido!
Episodios tan lamentables como este, más allá del ridículo espantoso que han hecho los unos y los otros, dan alas a las crecientes mareas de gente que abomina de la comunidad autónoma de Andalucía, convencida de que existe una frontera cada vez más insalvable entre la Occidental y la Oriental.
Jesús Lens