“PE-LI-CU-LÓN”, ponía como único comentario de la siguiente foto:
Sé que es un lugar común y un tópico defender la Versión Original como una de las bellas artes, pero hay ocasiones, como ocurre en “Cruce de Caminos” o en la serie “The Bridge”, en que las voces originales tienen todo el sentido y resultan imprescindible ya que los personajes se manejan lo mismo en inglés que en español, dado que lo hispano cada vez tiene más predicamento en la cultura yanqui.
El momento en que el personaje de Ryan Gosling entra en la casa de Ro (Eva Mendes) y bromea con la madre de ésta, chapurreando un español macarrónico y teniendo en cuenta cómo terminará la secuencia, si no se disfruta en VO, pierde todo el sentido.
Alardeo de haber visto “The place beyond the pines” en VO como si fuera una opción que habitualmente tenemos en Granada, algo que dista mucho de la realidad. Pero el hecho de que el sábado, a las 19.45 horas y en el Kinépolis, nos juntáramos un buen número de espectadores para ver la película, tal y como fue concebida por su director y coguionista, Derek Cianfrance; demuestra que clientela potencial, hay.
Pero volvamos a ese “Lugar más allá de los Pinos”, que es lo que significa el original de la película aquí traducida como “Cruce de caminos”, un título ambiguo y gratuito como pocos. Me dice mi coautor, el siempre al quite Frankie, que no estamos ante un PE-LI-CU-LÓN, en mayúsculas y con guiones. Que la primera parte es netamente superior a la segunda e infinitamente más que una tercera que bordea lo increíble.
Y es que, efectivamente, “Cruce de caminos” es una película de segmentos. De historias. Independientes entre sí, pero conectadas. Y, efectivamente, la primera es la mejor de las tres. Pero la segunda plantea una tesis importante, quizá resuelta con demasiada precipitación: no podemos huir de nuestro destino.
Y lo hace extraordinariamente, a mi juicio: a través del personaje de Bradley Cooper, un niño bien de clase alta que trata de ser un buen poli de base y… bueno. Pues que el destino se le cruza en el camino (sic) en forma de Ray Liotta, uno de los actores más desasosegantes del panorama cinematográfico internacional, máxime desde que Michael Madsen está desaparecido en combate.
Y luego, es verdad, el tercer segmento pierde fuelle, tiene ciertas incongruencias y, por momentos, riza el rizo. Pero solo el homenaje a “Muerte entre las flores”, una película que pide a gritos ser revisionada, merece la pena. Y el final. Claro. Pero del final no vamos a hablar, ¿no?
Volvamos al principio. A ese intenso plano secuencia que nos presenta a Ryan Gosling, interpretando nuevamente al personaje de “Drive”, solo que esta vez conduce motos y las cicatrices de su alma están representadas por los tatuajes con los que masacra su cuerpo.
Me gusta el existencialismo que transmite este tipo. No sé si otro actor estaría ahora mismo en condiciones de hacerlo tan bien como Gosling, aunque es cierto que este chico debe empezar a cambiar de registro o su pétreo rostro imperturbable y sus secos accesos de violencia empezarán a ser objeto de parodia.
Como los cowboys y los pistoleros del lejano oeste, interpreta a un forastero que llega a una ciudad desconocida, en mitad de ningún sitio. Allí conocerá a otro vaquero, tan inadaptado como él, y comenzará una historia de amistad tan intensa como la historia de amor que retiene a Gosling en el pueblo. Y que le llevará a embarcarse en una carrera que, como cantaba Extremoduro, no tenía final.
“Cruce de caminos” dura la nada desdeñable cantidad de 140 minutos. ¿Es lenta? ¿Demasiado metraje? En el primer segmento no sobre nada. En el segundo, casi nada. De hecho, algunas transiciones mentales y emocionales en el personaje de Cooper son demasiado aceleradas. Y en el tercero… bueno. Es cierto que el tercero desmerece los dos primeros. No están, los zagales, a la altura de sus progenitores. Será que la raza va degenerando. Y que, llegados a ese punto, empiezas a mirar la hora, dándote cuente de la peli empieza a durar demasiado.
Venga va. Quizá no sea un PE-LI-CU-LÓN, pero “Cruce de caminos” sí es una estupenda película que se come la cartelera de un bocado y que, posiblemente, estará en muchos Top Ten cuando, a final de año, hagamos repaso del ejercicio cinematográfico 2013.
¡Y encima, el ser tan larga nos ahorró el disgusto de ver la caída de Madrid en Buenos Aires, el pasado sábado! 😉
Jesús Lens
En Twitter: @Jesus_Lens