El lunes por la noche me acostaba apenado, tras leer lo que el extraordinario escritor Víctor del Árbol escribía en Facebook:
“Queridos amig@s, querid@s lectores:
Como ya sabéis estamos inmersos en días muy complejos y, aunque a pesar de ello tratamos de vivir nuestras vidas con normalidad, a veces la macrorealidad se impone. De manera conjunta con la editorial y la librería +Bernat he decidido aplazar la presentación de “Por encima de la lluvia”, prevista para mañana día 10 de octubre. La fecha fijada es el miércoles 18, mismo lugar y misma hora. Siento las molestias, pero estoy más decidido que nunca a hablar de literatura, palabras escritas y lluvia”.
El pasado domingo 1 de octubre escribía en este espacio que me sentía extraño hablando de libros, cómics, guiones y series de televisión en Granada Noir mientras en Cataluña estaba ocurriendo lo que estaba ocurriendo. Pero que era necesario. Obligatorio. Imprescindible.
Han pasado diez días y la sensación de confusión, de irrealidad, de absurdo y de surrealismo sigue siendo la misma. Mayor aún. Días en los que han pasado por Granada decenas de escritores, ilustradores, músicos, dibujantes, cineastas, periodistas… y durante los que hemos hablado de cultura, en sus más amplios y variados registros.
Ayer mismo, mientras el Parlament se encontraba blindado a la espera de lo que decidiera el gobierno de Puigdemont, yo estaba en La Zubia, proyectando “Ascensor para el cadalso” y hablando de Louis Malle, de cine negro francés y de la excepcional banda sonora que Miles Davis compuso para la película, sobre lo que hablamos en esta entrega de El Rincón Oscuro.
Reconozco que tenía un ojo en la película y otro en el móvil, saliendo de la sala de proyecciones para no molestar. En algún momento, a lo largo del día, tuve la tentación de suspender, pero la situación en Granada no es ni remotamente parecida a la de Barcelona y creo que no procedía, debiendo continuar adelante con nuestras vidas.
Aun así, no dejo de dudar si la cultura es un refugio que nos permite distanciarnos de la agresividad imperante o una burbuja que nos aísla de la realidad.
Aunque, quizá, no sea malo aislarnos de una mal llamada realidad, construida a base de medias verdades y mentiras flagrantes, de noticias falsas, bulos y manipulaciones. Una realidad interesada que beneficia a unos pocos y que, por desgracia, nos afecta y nos perjudica a todos.
Jesús Lens