Ahora que se conmemoran los 10 años de la debacle de Lehman Brothers y el estallido de esas crisis que algunos dicen que ha terminado, en IDEAL hablo de una novela económicamente distópica…
Hacerse mayor -quizá no tanto madurar- es dejar de confiar en las utopías y tenerles mucha más fe a las distopías según las cuáles, el mundo, nuestro mundo, se irá a tomar viento más pronto que tarde.
Cuando uno es cándido e inocente, entre los quince y los veintipocos años, no solo cree posible un mundo mejor, sino que está convencido de ser uno de los agentes del cambio que precipitarán los acontecimientos y traerán la revolución. Por lo general, la vida no tarda en ponernos en nuestro sitio: a partir de determinado momento comprendemos que las utopías lo son por alguna razón y nos conformamos con luchar por objetivos menos audaces, pero más cercanos y alcanzables.
Para perseverar en una pelea que nos puede parecer sosa, aburrida y sin ambiciones, considero básico e imprescindible, cada dos o tres meses, asomarme a una distopía que nos muestre lo muy a peor que pueden ir las cosas, a nada que nos descuidemos. Desde una hecatombe nuclear a grandes desastres naturales, de la colisión de un meteorito a una invasión alienígena o el Apocalipsis Zombi.
Sin embargo, las distopías que más me aterran son las que, no siendo probables, sí parecen posibles. Como aquella monumental “Cenital” de Emilio Bueso o la muy reciente “Los Mandible. Una familia: 2029-2047”, publicada por Anagrama y escrita por una de las autoras más desasosegantes de la literatura contemporánea: Lionel Shriver, autora de “Tenemos que hablar de Kevin”.
Lo que cuenta Shiver, en pocas palabras, es el colapso financiero de los Estados Unidos en 2029, cien años después de la Gran Depresión. Por varias razones -otro día entramos en ellas y hablamos de si podría llegar a ocurrir, pero la deuda externa tiene mucho que ver- el dólar se desploma, se desata la inflación y el país se encamina hacia la bancarrota.
El colapso financiero supondrá el empobrecimiento económico de amplios sectores de la población y la ruina de millones de personas. Como los Mandible, por ejemplo, una familia acaudalada, pero con sus cosillas. Compuesta por miembros muy diferentes entre sí, la familia Mandible nos conduce por unos Estados Unidos a la deriva cuyo destino manifiesto ya no es el que solía ser, ni muchísimo menos.
No es una novela fácil y son más de 500 páginas, pero el desafío merece la pena: da mucho que pensar.
Jesús Lens