Se me quedó la vista imantada a la fotografía del barco atravesado en el Canal de Suez. ¡La que ha liado el Ever Given! Poco menos que el colapso del comercio internacional, así a lo bruto y sin ganas de andarme por las ramas. Un dato: cada hora con el tráfico marítimo interrumpido supone pérdidas de 400 millones de dólares.
Pérdidas que, de forma más o menos directa, nos afectarán a todos. Ya saben ustedes que las ganancias multimillonarias son de unos pocos, pero cuando toca apoquinar derramas extra… De aquí a nada veremos escasez de productos imaginables y de otros inimaginables y, poco después, la subida de precios. “Es por lo de Suez, ya sabe usted”… ¡Ah claro, lo de Suez! Faltaría más. Y eso que, según ha anunciado la Autoridad Portuaria, el Puerto de Motril no se ve afectado.
Qué añito llevamos de efecto mariposa. O de cisne negro, dependiendo del caótico animalito que más le guste o más simpático le parezca. Desde la famosa sopa de murciélago y pangolín del mercado de Wuhan esto es un no parar de aleteos sin sentido.
Las redes no dejan de mostrarme recuerdos de años anteriores. Qué coraje me da. Cuando no estaba en Tánger, me encontraba en Perú, en San Petersburgo o Persia. ¡En Doñana, incluso! Qué tiempos aquellos… Ahora, ir al cine o acudir a la presentación de un libro son acontecimientos memorables que celebramos con el alborozo del niño que cumple años.
Nuestro horizonte vital y personal no nos permite alcanzar Alcalá la Real, Villanueva del Trabuco o Adra. Es de justicia poética —que no monetaria— que los objetos y mercancías que viajan por los siete mares hayan encallado en Egipto.
Además de los salvoconductos, tan de Miguel Strogoff y el Conde de Montecristo, estos días se pondrán de moda los piratas que, a la vuelta del Cabo de Buena Esperanza, tratarán de asaltar a los mercantes en las aguas del Índico, como en ‘Capitán Phillips’.
Así las cosas y por lo que pueda pasar, me he bajado a la frutería de la esquina a comprar plátanos, no sea que para venir de Canarias al Zaidín pasaran por Suez. Y otro concepto, este más moderno, que cobra todo su sentido: km.0. A falta de productos de importación, disfrutemos de los espárragos y las alcachofas de nuestras vegas, del cordero segureño, el pulpo a la salobreñera y los aguacates de Almuñécar.
Jesús Lens