El Taxi de Brocal y Zanón

Qué complicado es adaptar al formato cómic una novela. O sea, convertir una novela ‘convencional’ en una novela gráfica. Es necesario un ejercicio de condensación tan extremo que ríanse ustedes de la transmutación de gases a líquidos, como ocurre en la naturaleza. Más aún si hablamos de una novela de Carlos Zanón, que el escritor barcelonés hace literatura en cada una de sus frases. Ninguna es de trámite, de mero compromiso. De ahí que transformar sus 368 páginas en un cómic de menos de 200 tenga un mérito especial. 

Y ese mérito le corresponde a todo un crack como es Pep Brocal, que combina la abigarrada prosa de Zanón con su magisterio al dibujo para contarnos la historia de Sandino, ese taxista por obligación y necesidad más que por vocación que sale huyendo de su casa un martes por la mañana, insomne perdido y con el café apenas ‘sorbío’, cuando Lola, su mujer, le dice eso de ‘tenemos que hablar’, todo un microrrelato de terror, un auténtico thriller condensado en tres palabras. 

Sandino sale corriendo. Prefiere dejar la conversación pendiente. Para la noche. Cuando regrese a casa. Porque intuye lo que hay detrás de una frase que es una sentencia. De muerte. Entonces, comienza la odisea.

Así escribíamos de la novela ‘Taxi’ hace unos años en esta misma sección. “A la Barcelona de Sandino también le cuesta dormir. Y ha visto de todo en su taxi, aunque mirara para otro lado. También ha escuchado. Porque en nuestra sociedad, nadie como los camareros y los taxistas para saber lo que pasa por la calle; testigos de conversaciones ajenas o, directamente, destinatarios de la verborrea de los clientes”.

Y ahí surge una pregunta importante: ¿Dan derecho, el precio de una carrera o el de una caña, a pegar la hebra con el conductor o el camarero? ¿Están obligados a contestar a lo que les preguntan los clientes, sea de fútbol, de política o de mujeres?

Sandino ha construido un universo paralelo a base de canciones, libros y películas que, en la versión en viñetas recién publicada por Salamandra Graphic, se condensa en The Clash y su mítico ‘Sandinista’. Pero la ficción y esa realidad paralela no le alejan de la calle: vive, trabaja y conoce a la perfección la Barcelona de hoy. La del aquí y el ahora. La Barcelona de color gris asfalto. La Barcelona de las tensiones sociales, la inmigración, los clubes -no necesariamente de alterne- y las pastillas. Una ciudad de cruces y rayas. No siempre de farlopa. Pero también.

Y están el sexo. Y el amor. Que no van necesariamente juntos ni tienen por qué caminar de la mano. Sandino sublima su insatisfacción vital saltando de cama en cama y, lo mismo que huye de la conversación con Lola, se resiste a tirarlo todo por la borda. Las cosas de los amores pasados. ¿Y los futuros? Porque ahí está Natalia. Nat. Llámame Nat. Con su promesa de un nuevo amor y la revolución que conlleva. 

Y está la trama criminal, claro, protagonizada por Sofía, compañera taxista de Sandino que se ve metida en un marrón de padre y muy señor mío por culpa de una red de narcotraficantes que… Bueno, no les cuento más. Si leyeron en su momento aquella ‘Taxi’ de Carlos Zanón, reconocido hace un par de años con el Premio Granada Noir y publicada por Salamandra Black, lean el cómic de Brocal. Su trazo poderoso y la gestualidad y viveza que imprime a los rostros de los personajes le dan otra dimensión a esta Odisea contemporánea. Y si no la han leído todavía, ¿a qué demonios esperan?

Jesús Lens  

Mis imprescindibles del Noir. Parte 2

Si la semana pasada les hablé de mis clásicos norteamericanos del género negro y criminal, hoy voy con los españoles, que nuestra escuela es igualmente feraz, rica y variada.

Hay que empezar por Manuel Vázquez Montalbán y su Carvalho, que este año se cumple el cincuenta aniversario de su debut literario en ‘Yo maté a Kennedy’, aunque no les recomiendo que comiencen por esa, que es una novela experimental muy loca. Para adentrarse en el auténtico universo Carvalho, lo mejor es empezar por ‘Tatuaje’ y aquel mítico “Nacido para revolucionar el infierno”. 

También es importante leer a Carvalho contextualizando el año en que transcurre la acción de cada novela y lo que pasaba en la sociedad española del momento. Hablamos de un detective privado que es hijo de su tiempo y títulos como ‘Roldán, ni vivo ni muerto’ hablan por sí solos. Si les gusta el cómic, Norma ha publicado los tres primeros títulos de la serie Carvalho, brillantemente adaptados por Bartolomé Seguí y Hernán Migoya. Y no olvidemos la excelente actualización del personaje que hizo Carlos Zanón en ‘Carvalho: problemas de identidad’. Aunque para veraniega, la novela más reciente de Carlos, el Premio Granada Noir más reciente: ‘Love song’.  

Otro de los maestros del Noir español es Juan Madrid, cuyo personaje de cabecera, Toni Carpintero, figura con letras de oro en la historia de la literatura policíaca española. Galardonado con el I Premio Granada Noir, Juan Madrid ha escrito un fresco negro y criminal en el que ya se asomaba a las ahora famosas cloacas del estado. Su ‘Adiós, princesa’, por ejemplo. Pero para comenzar por el principio, como debe ser, háganse con ‘Beso de amigo’, la primera de la serie de Carpintero. Y una de sus cumbres literarias es ‘Días contados’, que contó con una brillante adaptación al cine dirigida por Imanol Uribe. 

Andreu Martín es otro de los grandes maestros del noir español. Sus novelas ‘Prótesis’ y ‘A martillazos’ son sendos mazazos que, escritas en los años 80, siguen impresionando a sus lectores. Y Mariano Sánchez Soler, de la estirpe de periodistas de investigación que escriben novelas con todo lo que han descubierto y que, por unas razones u otras, no han terminado de contar en sus reportajes. ‘El asesinato de los marqueses de Urbina’ cuenta, con pelos y señales, toda la intrahistoria de uno de los crímenes más famosos de la crónica negra de nuestro país.

Si son amantes de las sagas, el verano es una estación muy indicada para comenzar con ellas e ir cubriendo etapas. En España hay dos imprescindibles. La primera, la de Alicia Giménez Bartlett y su inspectora Petra Delicado, que arrancó en 1996 con ‘Ritos de muerte’ y que el año que viene tendrá nueva entrega. Pero si quieren asistir al alumbramiento de una nueva saga, háganse con ‘La presidenta’, en la que otra de las galardonadas con el Premio Granada Noir presenta a las hermanas Berta y Marta Miralles, llamadas a darnos grandes alegrías lectoras. 

Y este otoño llega una nueva entrega de la saga de Bevilacqua y Chamorro, los guardias civiles de Lorenzo Silva que vieron la luz por primera vez en ‘El lejano país de los estanques’, en 1998. La psicología de sus personajes les convierte en imprescindibles del noir español contemporáneo. 

Otra saga que a mí me fascina es la de la comisaria Ruiz de Berna González Harbour, que arrancó con ‘Verano en rojo’, que cumple ahora diez años.

Los mismos que el Mundial de la Selección de Fútbol de Sudáfrica, que tanta importancia tiene en el marco de aquella novela. ¡Muy adecuada para estas fechas!

Jesús Lens

Edipo detective o la fuerza del sino

El pasado sábado participé, un año más, en BCNegra, el gran festival dedicado al género policíaco y criminal. Fue en una mesa redonda de lo más singular, dedicada al Edipo de Sófocles como detective. 

Foto: Imprescindible Charo

La propuesta partió, cómo no, de Carlos Zanón, que también se inventó otra mesa sobre los Hermanos Marx y Freedonia o nos condujo por el universo gótico de Faulkner, por Onetti, Narnia… Y es que no solo de Chandler y Hammett vive el Noir. 

Él no lo sabía, pero no se pueden hacer una idea de la inmensa alegría que me dio con esta idea. ¡Por fin podría hablar de esa mitología griega en la que mi padre era apasionado especialista, entreverándola del género negro que a mí me arrebata! Ni en el mejor de mis sueños… 

El caso es que Edipo nos sirvió de excusa a Carlos Bassas del Rey, Pilar Gómez y un servidor, moderados por Ana Castells, para hablar de la predeterminación. Del personaje trágico condenado a cumplir su destino. Entre los ejemplos por excelencia, la mítica película, que antes fue novela, ‘El corazón del ángel’, en la que un detective privado es contratado para encontrar a un famoso cantante que, herido en la II Segunda Mundial, anda desaparecido tras recibir un golpe en la cabeza y perder la memoria. 

A lo largo de su investigación, el detective interpretado por un Mickey Rourke anterior al boxeo, el bótox y las operaciones, se internará en los territorios del vudú y se verá obligado a descubrir cosas de lo más inquietantes… sobre sí mismo. La búsqueda de la verdad tiene riesgos y puede ser muy peligrosa. Ya lo vimos en el caso de Edipo, cuyos hallazgos terminaron por dejarle ciego, literalmente hablando.

Precisamente los problemas de memoria están en la base argumental de ‘Memento’, un peliculón del Christopher Nolan más primerizo, basado en un relato de su hermano Jonathan. El protagonista sufre amnesia anterógrada y no puede fijar en la memoria lo que le va ocurriendo desde que recibió un golpe en la cabeza, durante un asalto que se saldó con la muerte de su mujer. La trabajosa y procelosa reconstrucción de qué pasó hará descubrir a Leonard aspectos de su personalidad que no hubiera creído posibles.

¿Y qué me dicen de Jane Fonda, cuándo se despertó con una terrible resaca en la cama de una habitación que no conoce junto a un hombre igualmente desconocido que, para más inri, está muerto? El fiambre a primera hora nos parece un remedio demasiado expeditivo para combatir los estragos del alcohol, pero en ‘A la mañana siguiente’ nos demuestran que puede funcionar.    

Sigamos hablando de problemas de identidad. En su novela ‘Homo Faber’, el suizo Max Frisch nos cuenta la historia de un ingeniero, racionalista él, que se enamora de una chica joven. Poco a poco y por una serie de casuales circunstancias, empieza a barruntar que esa chica a la que ama locamente podría ser su hija. La razón enfrentada a la pasión. Y el destino, claro, llamando a la puerta para poner las cosas en su sitio.

Con la cuestión de las falsas identidades, Alfred Hitchcock se puso las botas. Muchas de sus tramas parten de confusiones más o menos tontas. La más espectacular y divertida, la de Roger O. Thornhill de ‘Con la muerte en los talones’. Más siniestra resulta ‘Psicosis’: a estas alturas de la película, todos sabemos que la madre de Norman Bates no era la asesina. ¿O quizá sí? 

De esta manera enlazaríamos con otro tema íntimamente relacionado con los problemas de identidad en el género negro: el del falso culpable. Lo dejamos momentáneamente aquí, gritando “¡Yo sé quién soy!”, pero no tardaremos en retomar el asunto.

Jesús Lens

Carlos Zanón y su ardiente ‘Love song’

Si nos hicieran pasar la prueba del algodón y nos dieran a leer cualquiera de las páginas de ‘Love song’ sin orden ni concierto y sin conocer su autoría, sabríamos a ciencia cierta que es de Carlos Zanón. Es la única definición posible de esta novela, publicada hace unos días por la editorial Salamandra: una novela de Carlos Zanón. Y punto. Con todo lo que conlleva. 

Música, para empezar. Y terminar. Música en la prosa y música en la trama. Música en el alma. “No conocían la canción. No conocían a la cantante ni habían oído nunca a Prima Donnas, pero sí que reconocían aquel entusiasmo adolescente, aquel código gritón que generación tras generación escapaba al dial del mundo adulto, las decisiones sensatas y los armisticios”.

¿Ven como ‘Love song’ es puro Zanón? Un Zanón que ha escrito un western contemporáneo protagonizado por tres amigos, tres músicos a punto de dejar una parte de sus vidas atrás, por diversas razones, y que se embarcan en una improbable gira de despedida, completamente anónima. 

Porque Prima Donnas no son puro mainstream, pero sí conocidos. Cada uno de sus miembros por razones diferentes, también. Eileen y Jim, además, son pareja. Y Cowboy, un espíritu libre. The Three Amigos unidos en un tour veraniego que les llevará por los imposibles escenarios de algunos campings, hasta llegar a Tarifa y tocar en un festival. ¿Y después? Después ya se verá. O no. Da igual. Porque lo importante es el aquí y el ahora. “…Era maravilloso volver a sentirse joven y vivo y a punto de tocar con sus amigos la música que seguía amando casi como el primer día en esa burbuja de noche de verano”.  

‘Love song’ es una canción de amor a una forma de entender la vida, la música y la amistad, que en esta novela son todo uno. Y la cosa no es fácil, ojo. Que los músicos, como el resto de los artistas, van sobrados de ego. Personalidad, que dirían otros. 

Para traerlos y llevarlos, Zanón les ha buscado un road manager, un conductor de primera que sonará a sus lectores. Sandino. ¿Se acuerdan de él? Le pregunté a Carlos por qué le sacó de su ‘Taxi’ y se lo trajo a esta novela. Me dijo que sentía que le debía algo. Que hay personajes que se quedan irremediablemente atrás, pero que tenía mucha curiosidad por saber qué fue de Sandino y le venía al pelo convertirlo en el testigo objetivo que ve, oye y calla al trío protagonista. 

Carlos Zanón recibe el VII premio Granada Noir de manos del alcalde de la ciudad, Francisco Cuenca

En esa gira tan singular, los protagonistas deciden tocar, solo, versiones de canciones del año 1985. Dado que van a actuar en esos no lugares que son los campings, aprovecharán para encapsularse en el tiempo y vivir como si siguieran en el siglo pasado. Con todas las consecuencias. “Todo en la vida pasa una vez y media. Lo único es que la mayor parte de las veces uno no se da cuenta”. Carlos Zanón se centra en esa ‘y media’ vez. En sus posibilidades y en sus riesgos. Y es un lujazo que nos deje sumarnos a esta troupe de viajeros por la Costa Este española, de Barcelona a Cádiz, bajando por el Levante. 

BARCELONA 27/12/21 ENTREVISTA AL ESCRITOR CARLOS ZANON . FOTOS ADRIAN QUIROGA.ARCHDC

Lean ‘Love song’. Es un novelón con banda sonora incorporada y sus protagonistas, además, se echan alguna cerveza Alhambra al coleto de vez en cuando. Lean, lean y les entrarán unas ganas locas de conducir toda la noche con ‘The Black Crowes’ sonando a todo volumen en el coche, sin rumbo preciso. Solo por el gusto. Por el placer. Por el amor. 

A la música. A la literatura. A la amistad.

Jesús Lens

Granada Noir se abre al mundo

Este año, Granada Noir va a tender puentes literarios con Inglaterra y California gracias a dos conversaciones cibernéticas on line. En una actividad inédita hasta la fecha y de la mano del sello editorial Salamandra Black, el festival patrocinado por Cervezas Alhambra aprovechará las tecnologías popularizadas por el parón de la pandemia para conectar Granada con todo el mundo.

Por un lado, Carlos Zanón, ganador este año del Premio Granada Noir, conversará con Mike Herron, popular autor de thrillers superventas en el Reino Unido, siempre teñidos por un descacharrante humor negro aplicado al mundo de los espías.

Ya les he hablado en otras ocasiones de los ‘caballos lentos’, los miembros del MI5 caídos en desgracia tras alguna cagada monumental, de esas que no se olvidan. Se acaba de publicar ‘Tigres de verdad’, en la que uno de los agentes de la despectivamente llamada Casa de la Ciénaga es secuestrado, lo que obligará a sus compañeros a dar lo mejor de sí mismos para desfacer en entuerto. Sobre todo porque se enfrentan a una situación que podría comprometer su futuro… y el del propio MI5 al completo. ¡Ahí es nada!

La segunda de esas conversaciones cibernéticas tendrá como protagonista a la escritora Laura Lippman, cuya novela ‘Piel quemada’ me ha parecido la más sorprendente y original de las que llevo leídas este año. Ardo por escucharla en conversación con Marta Marne, una de las mejoras lectora negro-criminales de este país. Como les decía, ‘Piel quemada’ es un soplo de aire fresco en ese universo negro y criminal donde tantas veces nos topamos con tramas, ambientes, clichés y personajes clónicos e intercambiables entre sí.

El encuentro ¿casual? de Polly y Adam en un bar de Belleville, una diminuta e ignota población de Delaware, será el desencadenante de la acción. Ambos están más o menos de paso, pero los dos terminan por quedarse. Lo que es bien raro: de Belleville, cualquier persona con una mínima inquietud vital trata de salir por patas. ¿Por qué permanecen allí esa pelirroja fría como el hielo y ese tipo desubicado al que nada retiene en semejante villorrio?

Secretos y mentiras, encuentros y desencuentros, huidas y persecuciones —no en el sentido hollywoodiense de la palabra, precisamente— están en la base de una novela en la que Polly Costello se convierte en uno de los personajes más interesantes del noir reciente.

Polly podría ser una enigmática heroína del siglo pasado con los rasgos de Barbara Stanwyck o Gloria Grahame. Adam podría ser el Robert Mitchum de ‘Retorno al pasado’ y Belleville, el poblacho en cuya gasolinera trabajaba el Burt Lancaster de ‘Forajidos’.

Laura Lippman
Credit: Lesley Unruh

Pero como les decía, partiendo de los grandes clásicos, Laura Lippman ha escrito una novela radicalmente contemporánea que se sale de los cánones al uso, que desborda los límites habituales del género. Su experiencia como periodista en Baltimore y su saga protagonizada por una reportera metida a detective desembocan en esta ‘Piel quemada’, una obra de madurez en la que el factor humano está muy por encima de cualquier otro elemento. Y eso que la trama tiene varios giros de guion de los que descolocan al lector.

La semana que viene llega la séptima edición de Granada Noir, que será presencial. Pero también aprovecha las ventajas de esa tecnología con la que nos hemos familiarizado estos meses y para conversar con algunos de los autores extranjeros más importantes del momento de una forma sencilla, asequible y sostenible.

Escuchar el resultado de las conversaciones entre Mike Herron con Carlos Zanón y Laura Lippman con Marta Marne será un lujazo para Granada Noir y sus seguidores, allá donde se encuentren.

Jesús Lens